Capítulo 31

La propuesta de Christopher ronda mi cabeza como un eco insistente, un destello de lo que pudo ser desde un principio y, cuando me doy cuenta, me encuentro alistándome para conocer a su familia. Un escenario que había imaginado en mis más profundos sueños, pero que ahora provoca un sentimiento muy diferente al de la ilusión.

Me miro en el espejo, alisando mi blusa por quinta vez. El reflejo me devuelve una imagen que no reconozco del todo: no por la ropa, ni por el maquillaje, sino por la expresión en mis ojos. Debería estar emocionada, pero solo siento un peso extraño en el pecho.

Cuando veo a Christopher aparcar frente a mi casa, siento como si mi sonrisa se borrara lentamente. Sé qué día es hoy.

Antes de que pudiera decir algo, Christopher señaló la fecha para conocer a su familia, un día en el que sus padres coincidían en casa y que, por supuesto, a ellos les quedaba de maravilla. Terminé aceptando, olvidando por completo que esa misma fecha ya la tenía apartada.

La exposición de Dean.

Le prometí a Dean que estaría ahí, pero también le dije a Christopher que conocería a su familia. Pensé que tal vez podría llegar a los dos lugares a la vez y no defraudar a nadie, pero veo que es imposible. Voy a tener que elegir.

Siento que estoy rompiendo dos promesas al mismo tiempo.

El motor del coche ruge suavemente mientras avanzamos, y el paisaje frente a mí cambia constantemente. Nos adentramos en suburbios mucho más adinerados, lo noto por las casas: grandes, blancas, con jardines perfectamente podados. Todo es tan ordenado, tan distinto de mi realidad. Me siento inquieta, como si me fuera a arrepentir de algo.

Cuando Chris aparca el auto frente a una gran casa blanca de dos pisos, la sensación se vuelve insoportable. El estómago se me revuelve.

—Christopher, lo siento…

Él me mira con el ceño fruncido, extrañado.

—¿Por qué te disculpas? Vamos, nos están esperando.

Christopher hace el amago de abrir la puerta, pero es mi voz temblorosa lo que lo detiene.

—Pensé que podría hacer esto, pero simplemente no puedo —susurro, sintiendo cómo mi voz se quiebra en la última palabra.

El corazón me late con fuerza, nunca pensé que sería lo suficientemente valiente como para pronunciar estas palabras, pero aquí estoy. Y, aunque se me acelere el pulso, siento que al fin estoy haciendo lo correcto.

Christopher no dice nada, solo me mira con expresión perdida, como si estuviera esperando que me retractara. En cambio, digo:

—Quiero que terminemos nuestra relación.

—Pero podemos intentarlo de verdad.

—No, Christopher, no podemos —Mi voz es firme al pronunciar esas palabras. La duda se ha disipado—. No funcionó y no funcionará.

—Eso es porque estábamos fingiendo —dice él, como si eso cambiara algo—. ¿Vas a terminar conmigo sin siquiera darme una oportunidad primero?

—Creo que ya tuvimos muchas oportunidades —Lo digo en serio, cada momento que estuvimos juntos fue para demostrar que valdría la pena empezar algo, pero no fue así—. Christopher, sé sincero conmigo, ¿qué sientes por mí realmente?

Él desvía la mirada por un instante, como si buscara una respuesta en la nada.

—Andrea, sabes que me gusta estar contigo, eres agradable. Si termino tan rápido con alguien, las personas empezarán a creer que el problema soy yo.

—¿Qué te importa lo que los demás piensen? Dime, ¿estás enamorado de mí?

—Estar contigo es sencillo y…

—¿Estás enamorado o no?

Ahora me doy cuenta que Christopher nunca me quiso y nunca lo hará. Dudo si alguna vez quiso realmente a alguien realmente. Creo que lo único que le importa a Christopher es no perder. Perder estatus, popularidad, oportunidades, personas, si lo hace lo haría ver como que no tiene el control de las cosas. Como que no es el mejor.

Nunca me dejó ganarle en la parte académica, siempre he estado detrás de él. Por eso tampoco quiere que sea yo quien tome la decisión final. Nunca me quiso realmente, todo esto de empezar una relación real es simplemente para que no lo vean como alguien que puede ser reemplazado.

Al no obtener respuesta, decido decir todo lo que llevo guardado dentro.. Siento que es ahora o nunca, tengo miedo de no tener otra oportunidad para soltarlo. Pero, sobre todo, siento que es lo que tengo que hacer para terminarlo por completo. Para cerrar este ciclo que me lastimó tanto. Por primera vez me permito ser honesta y no tener miedo a las consecuencias. Después pensaré en ellas.

—Llevaba mucho tiempo enamorada de ti, me gustaste desde la secundaria. Aunque eso ya lo sabías —Trato de encontrar su mirada, pero él la aparta—. Cuando acepté fingir ser tu novia, pensé que tendría una oportunidad contigo. Con el tiempo me di cuenta de que estaba equivocada…

—Pero te dije que empezáramos algo de verdad —Me interrumpe.

No me detengo.

—Me sentí decepcionada múltiples veces. No por ti, sino por mí. Por ser tan tonta como para pensar que algún día me podrías querer. Me sentía invisible. Cuando me rechazaste, me dolió, pero lo que más me dolió fue que no te importaron mis sentimientos —Tomo aire un momento, recordando todas las veces que pensé que no era suficiente, todo lo que ahora me lleva a una conclusión—. Tal vez el problema es que los dos no estamos hechos el uno para el otro.

El silencio es lo que sigue, un momento de realización tanto para mí como para él. Y cuando creo que ya no hay nada más por decir, me doy cuenta de que aún no le he dicho lo más importante.

—Ya no siento nada por ti.

Si es que alguna vez sentí algo realmente.

Tal vez estaba confundiendo los sentimientos, tal vez solo me gustaba físicamente. Porque que te guste alguien y estar enamorada de esa persona son dos cosas completamente diferentes. En realidad, no tenía ningún sentido. En ese tiempo no conocía realmente a Christopher, creo que incluso nunca habíamos entablado una conversación real. Solo conocía la imagen que él había creado para los demás, una especie de ilusión. Nunca conocí su verdadero yo, ahora tampoco lo hago y no creo que él lo quiera mostrar. Aunque, yo tampoco quiero conocerlo, ya no.