Auxilium

— ¡Ayy!— Nada más menear la cabeza al recuperar el conocimiento un ramalazo de dolor hace gemir a Rosi.

— Señorita se encuentra bien— el taxista aparece en su campo de visión junto con la cara preocupada de Álex— ¿Está su familia dentro? ¿La aviso?— mira con desconfianza al chico.

— No, no— Rosi fuerza una sonrisa y bebe de la botella de agua que le ofrece Álex— estoy bien, eso es lo que pasa cuando una bebe más de la cuenta, sólo necesito ir a casa para descansar.

— ¿Está segura?— mira de reojo otra vez a Álex— Sólo serán unos minutos en ir a buscarles.

— No quiero que me vean así, yo nunca bebo...— lo labios le tiemblan a Rosi y en sus ojos aparecen lágrimas— por favor, estoy bien, además él es mi hermano y me acompañará a casa.

— Entonces solucionado— el taxista ayuda a levantarse a Rosi, no está muy convencido pero no tiene porqué dudar de ellos, la chica parece estar bien y el chico se ve preocupado por ella.

— Hermanita— besa la coronilla de ella con cariño— me vuelves loco— sonríe mientras mira cómo duerme apoyada en su hombro de camino a casa de Rosi

— Despierta Rosi, ya hemos llegado a casa— Álex le revuelve el pelo.

— ¡Qué ganas tengo de llegar a mi cama!— se le escapa un bostezo a Rosi.

— Ducha, pastilla para el dolor de cabeza y a dormir hasta que el cuerpo lo pida— le aconseja el taxista al bajarse.

— Gracias— dicen los chicos a la vez.

— Gracias por traerme a casa Álex— Rosi entra en su domicilio.

— A nuestra casa, hermanita— le toca la punta de la nariz— Mientes casi mejor que yo.

— Tuve un gran maestro, hermanito— le toca la punta de la nariz a él poniéndose de puntillas.

— Te quiero Rosi— se le escapa a Álex— Lo siento, no debí decirlo— se arrepiente de habérselo dicho al momento, sabe que para ella hoy ha sido un día muy duro y que sigue enamorada de Cris, lleva todo el día observándola y cada vez que lo veía su cara se transformaba y cuando lo vió besándose con otra pensó que se iba a marchar.

— No tienes que pedir perdón, eres muy valiente al decir lo que sientes— Rosi lo mira a los ojos—  me gustaría decirte lo mismo pero— se estira y lo besa en los labios suavemente con timidez, rápidamente se separa y toma su cara entre sus delicadas manos— hoy no, quizás lo haga pronto.

— ¿Eso quiere decir qué...?— la mira ilusionado.

— Quiere decir quizás, sin presiones, sin obligaciones, sin...— Álex la atrae con pasión hasta él y la besa fundiendo sus labios con los de ella, Rosi jadea al recibirlo, besa muy bien y toma posesión de la boca de ella por completo, acaricia su espalda estremeciendo a Rosi, que lo besa profundamente y acaricia al igual que él su espalda.

— Hay alguien en la puerta—Álex se separa velozmente de Rosi justo cuando Antonio abre la puerta.

— ¿Cómo estás mi niña?— entra Carmen cómo una tromba en la casa— Cris nos dijo que estabas mal— toca a Rosi por todos lados comprobando que está bien— ¿Y tú Álex porqué no nos has avisado?

— Mamá, algo me sentó mal y no quise molestaros, además estaba Álex conmigo— el aludido asiente azorado, han estado a punto de pillarlos y lo peor o mejor según se mire es que no hubiera parado si Rosi no se lo hubiese impedido.

— Cada mochuelo a su olivo, que son las seis de la mañana y estamos destrozados— Antonio le abre la puerta a Álex cansado  de tantas horas en la fiesta.

— Hasta luego Rosi— la mira embobado.

— Hasta mañana Álex, quizás— Le guiña un ojo.

Rosi yace en su cama pensando si ha hecho lo correcto al darle esperanzas a Álex, siente algo por él, no sabe si cómo amigo o algo más, pero lo mismo que tiene que pasar página respecto a Cris también tiene que saber si entre ellos dos hay sentimientos más profundos. Cris... es tan fácil de decirse a sí misma que tiene que olvidarlo, que sólo le ha hecho daño y que él tiene novia, que apenas lo conoció en profundidad y que lo que creyó ver en él era por la emoción del momento, pero la razón no consigue imponerse al corazón y se queda dormida pensando en su primer beso con él, en la suavidad de sus labios, su sabor y en cuánto desearía sentirlos otra vez.

Las semanas se le pasan volando a Rosi, ha comenzado el segundo semestre y está muy ocupada con las clases y con... Álex. Desde la noche en que ella le dijo que podría haber algo más entre ellos, el chico hace todo lo posible para estar todo el tiempo juntos, que no es mucho pues él también está bastante atareado con los estudios y desde ahora más ya que está buscando un trabajo a media jornada por problemas familiares.

— ¿Vamos a tomar un café?— Estrella y Rosi salen de una de las clases que comparten.

— Otro día mejor, ahora Álex va a venir a recogerme— esta tarde el chico va a ir a entregar currículums, cómo hace dos días que no se ven, van a ir a comer para estar un rato juntos—puedes venirte con nosotros.

— No, me gustaría hablar contigo a solas, sólo es un momento— Estrella parece preocupada por algo.

— ¿Tienes algún problema?— su amiga lleva varios días actuando bastante raro.

— ¿Estáis saliendo cómo pareja Álex y tú?— Estrella alza la voz haciendo que los compañeros de clase las miren con curiosidad.

— Mejor vayamos a por ese café— Rosi conoce a su amiga, está nerviosa y cuando está así es cómo una bomba a punto de estallar.

— Dime, ¿Sí o no?— vuelve a preguntar en cuánto compran el café y se sientan en los jardines del campus.

— Algo así— ni ella está segura de saberlo con exactitud.

— ¿Algo así?— la mira enojada—¡Joder! ¿No sabes si estás saliendo con mi primo?— se vuelve enfadada—  Rosi, eres mi amiga y comprendo que últimamente no lo has pasado muy bien pero no voy a consentir que le hagas daño a Álex.

— No voy a hacerle daño, es que estamos empezando y no sé cómo va a terminar.

— ¿Tú lo quieres?— le suelta abruptamente— porque el sí, él no me ha dicho nada, cuando le pregunto sólo dice misteriosamente, quizás— Rosi sonríe al escuchar la palabra—pero  sus gestos, la forma de mirarte, de hablarte lo delatan.