Más allá del espejo (y la cordura colectiva)

El silencio en el baño quemado se estiró demasiado.

—Ok, entonces… nos vamos, ¿cierto? —susurró Julián, sin dejar de mirar el espejo.

—No —respondió Manuel, sin apartar la vista del mensaje escrito en la superficie rajada.

"NO ERES EL ÚNICO."

Clara cruzó los brazos.

—¿No qué? ¿No viste la película de terror en la que tres idiotas deciden investigar algo claramente peligroso y terminan muertos?

—Si la vio, seguro olvidó el final —agregó Julián.

Manuel ignoró ambos comentarios. Su mente iba demasiado rápido. En la escuela, su reflejo había señalado algo detrás de él. Ahora, un mensaje misterioso en un espejo quemado confirmaba que esto iba más allá de su imaginación.

—Alguien dejó esto aquí —dijo en voz baja.

—Sí, y claramente tenía una vida muy sana y estable —Clara bufó—. Manuel, en serio, ¿qué esperas encontrar?

—Respuestas.

Los tres volvieron a quedarse en silencio.

Entonces Julián suspiró y se pasó una mano por el cabello.

—Voy a arrepentirme de esto, pero… dime qué tienes en mente.

---

El inicio de una investigación (que seguro termina mal)

De vuelta en la casa de Manuel, los tres se sentaron en su habitación con una libreta en medio. La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por el reflejo del televisor apagado en la ventana. Manuel trató de ignorarlo.

—Ok, repasemos lo que sabemos —dijo Clara, con el bolígrafo listo—. Uno, tu reflejo no actúa como un reflejo normal.

—Dos, el mensaje en el espejo sugiere que hay más gente como tú… sea lo que sea que eso signifique —añadió Julián.

—Tres, el incendio en el edificio parece estar conectado de alguna forma, pero no sabemos por qué.

—Cuatro —agregó Manuel, tragando saliva—, mi reflejo intentó decirme algo hoy en la escuela.

Clara y Julián intercambiaron miradas.

—Cinco, si alguien encuentra esta libreta, van a pensar que nos drogamos —dijo Julián.

—Anotado —murmuró Clara, escribiéndolo de todas formas.

Manuel se recostó contra la pared, con los brazos cruzados.

—Necesitamos más información.

—¿Y cómo piensas conseguirla? —preguntó Julián—. ¿Le vas a preguntar directamente a tu reflejo?

La idea quedó flotando en el aire.

Manuel no respondió.

Julián parpadeó.

—Manuel. No.

—Manuel, sí —susurró Clara, más interesada de lo que le gustaría admitir.

Manuel se levantó.

—Voy al baño.

---

Conversaciones con el reflejo (o algo así)

El baño estaba en penumbra cuando Manuel cerró la puerta. Respiró hondo y miró el espejo.

Su reflejo estaba ahí. Normal. Por ahora.

—Sé que puedes verme —dijo en voz baja.

Nada.

—Sé que… no eres solo un reflejo.

Silencio.

Manuel sintió que su piel se erizaba. Se inclinó un poco más cerca.

—¿Quién eres?

Por un momento, nada cambió.

Y entonces, muy despacio, su reflejo sonrió.

Manuel no lo había hecho.

El aire se le atascó en la garganta. Un escalofrío recorrió su espalda.

La puerta se abrió de golpe detrás de él.

—¡MANUEL!

Manuel saltó del susto, girando hacia Clara y Julián. Cuando volvió la vista al espejo… su reflejo estaba normal otra vez.

Julián lo miró como si estuviera loco.

—Hermano, si te quedas más tiempo aquí, vamos a tener que hacerte un exorcismo.

Clara frunció el ceño.

—¿Te respondió?

Manuel tragó saliva.

—No. Pero me miró como si supiera algo que yo no.

Clara y Julián se quedaron callados.

—Genial, ahora el espejo es un sabelotodo —Julián suspiró—. Escuchen, si de verdad quieren respuestas, hay algo más que podemos hacer.

Manuel y Clara lo miraron con curiosidad.

—Mi primo trabaja en la alcaldía —dijo Julián—. Podría conseguirnos acceso a los reportes del incendio… y a cualquier otro evento extraño de los últimos meses.

Hubo un silencio.

—Eso suena demasiado útil —dijo Manuel—. ¿Por qué no lo mencionaste antes?

Julián se encogió de hombros.

—No pensé que fuéramos a meternos en una investigación paranormal, pero aquí estamos.

Clara cerró la libreta.

—Entonces mañana, buscamos esos archivos.

Manuel asintió. Sabía que se estaban acercando a algo.

Y que su reflejo también lo sabía.