Capítulo 6

—Entonces, ¿Axel se te estaba insinuando? —repitió Lauren bebiendo su taza de café.

—Así es, creo que se puso celoso de Pete, él y yo estuvimos platicando todo el rato.

Ella me miró unos segundos para después echarse a reír.

—Maggie, no digas esas cosas —dijo entre risas—. ¿No ves que tengo una jaqueca horrible? —Se tomó la cabeza con ambas manos, pero sin dejar de burlarse.

—Yo no le veo la gracia —le respondí seria.

—Maggie, créeme, Axel jamás se te insinuaría.

—¿Por qué no? Yo también soy una modelo, así como tú.

—Sí, pero eres de esas modelos aburridas, bueno, creo que eres la única, pero eres muy seriecita y tranquilita como para gustarle a alguien como Axel Verona —resopló, divertida.

—¿Y crees que a él le gusten puras ebrias como tú?

—Oye, a mí no me hables así —me apuntó con un dedo y su semblante cambió radicalmente. —Que tengas una cara bonita no quiere decir que le gustas a todo mundo, no eres como las demás, así que tampoco te creas tan importante.

Yo me quedé ahí, sentada frente a ella, cabizbaja, como una niña regañada.

—Mira, sólo no te hagas muchas ilusiones, ¿sí? —Volvió a hablar más calmada—. Axel es muy diferente a ti, es casi imposible que te quiera para algo serio, a lo mucho que llegarías con él es a una noche en su cama, nada más, así son los tipos como él.

—Sí, ya te entendí. —Caminé hasta mi habitación y me tiré en la cama a contemplar el techo.

Miré la tarjeta que descansaba en mi mesa de noche. Lo pensé unos segundos y la tomé. ¿Era lo correcto? Creo que era algo que tenía que hacer, después de todo, aún era joven, mi cara bonita no duraría para siempre, tenía que aprovecharla.

Tomé el teléfono y marqué el número de la tarjeta. Un timbre… dos timbres… de repente comencé a sentir mi corazón latiendo más rápido, por un momento llegué a arrepentirme.

—Ann Foster, publirrelacionista de RecordVideo, ¿con quién tengo el gusto?

—Habla Margot Blake —respondí con nervios.

—Señorita Blake, me alegra mucho que llamara. ¿Pensó en la oferta?

—Sí, quisiera hablar con usted acerca de la campaña.

—Por supuesto, ¿qué le parece mañana a las nueve en mi oficina?

—Ah, me parece bien.

—Perfecto, la espero mañana.

—Hasta mañana. —Terminé la llamada.

Eso había sido más rápido de lo que pensé. Ahora, ¿cómo llegaría a RecordVideo?

Llamé a Alan, estaba segura de que él podría ayudarme.

—Hey, hola, necesito un favor.

—Claro, ¿qué ocupas?

—Necesito ir mañana a RecordVideo, pero no sé cómo llegar, ¿podrías ayudarme?

—Puedo decirle a Jake que vaya a recogerte y te espere.

—Muchas gracias, puedo pagarte lo que me pidas.

—Claro que no, niña, es un favor —respondió divertido—. ¿Y a qué vas a ir allá?

—Me propusieron ser la imagen de una marca de ropa.

—Creí que ya no querías ser modelo.

—Lo estuve pensando, si la oferta es buena, la tomaré y también quiero aprovechar para ver si pueden darme trabajo como maquillista.

—¿Piensas abandonarme? —fingió dolor.

—Ay, Alan, no quisiera, pero creo que es una buena oportunidad, ¿o tú qué opinas?

—Si crees que es una buena oportunidad y va a ayudarte para salir adelante, hazlo, si no, siempre puedes buscarme.

—Muchas gracias por entender, pero sigue en pie lo del evento que me dijiste el otro día.

—Perfecto, te llamaré cuando se acerque la fecha.

—Esperaré tu llamada, adiós.

Salí para buscar algo de cenar en la cocina, pero el refrigerador estaba vacío, me daba flojera pensar en ir a hacer las compras, aunque ya que no quedaba más remedio.

Lauren llegó con su semblante de diva y se recargó en la barra de la cocina.

—Maggie, fiesta, hoy, casa de Gina Montgomery.

—¿Qué? —pregunté con el ceño fruncido, a lo que ella rodó los ojos.

—Habrá una fiesta en casa de Gina Montgomery.

—Lo siento, paso, no quiero sacarte de ahí borracha otra vez.

—Vamos Margot, no seas aguafiestas.

—Ve tú si quieres, pero no cuentes conmigo.

—¿Y así crees que le gustas a Axel Verona? Estás muy mal, querida.

—Ya, que tengo que ir al supermercado.

—Trae helado… y los ingredientes para hacer mi jugo verde.