Capítulo 19 - CREÍA CREER

CREÍA CREER

—No soporto verte así —me dice intentando acariciar mi mejilla pero giro la cara para que no me toque—. Te echo de menos —confiesa y me pone nerviosa.

—No te creo —le digo mirándole ahora—, si fuera así ahora mismo no estaríamos en esta situación, sino juntos —argumento lo que le he dicho tantas veces.

—Te amo —vuelve a repetirme—. No quiero perderte —me coge las manos y las sostiene entre las suyas.

—Ya lo has hecho —afirmo directamente y sinceramente, es un hecho y aunque duela las cosas son así.

—Y si te dijera —comienza a decirme de repente—, que lo intentáramos, ¿qué me dirías? —pregunta esperanzado.

Espera un segundo, ¿Blas me acaba de decir lo que creo que ha dicho? ¿Me ha dicho que lo intentemos? Tiene que ser una broma, no puede ser cierto. Mi corazón se acelera, mis manos empiezan a sudar… No sé que voy a hacer.

—¿Blas qué…? —digo al fin pero no me salen las palabras.

—Te amo —me dice mirándome a los ojos—, te necesito, quiero estar contigo —deposita un beso en mis manos.

—No te entiendo Blas —le digo sin entender nada—. Primero me dejas porque no va a funcionar y ahora… Me pides volver, ¿a qué juegas? —le pregunto algo enfadada,

—No estoy jugando a nada —me responde rápidamente—. Esta vez estoy seguro al 100% de que quiero estar contigo pase lo que pase —lo veo convencido—, por lo menos intentarlo —me dice esperanzado.

—Blas yo… —intento decirle.

No me deja acabar porque se acerca a mí, me atrae hasta él y me besa. Un beso lleno de pasión, anhelo, deseo, amor… un beso perfecto y lo echaba de menos. Echaba de menos probar sus labios, sentirme viva por dentro, ser feliz. A fin de cuentas el me hace feliz.

Nos separamos por la falta de oxígeno y nos miramos a los ojos mientras descansamos nuestras frentes apoyadas en la del otro. Mi respiración está agitada pero por más que miro sus ojos, más revuelo tengo en mi interior. Así que no puedo evitarlo y lo agarro de la camiseta para pegarlo más a mí. Sin que haya hueco entre los dos.

—Te amo —susurro contra sus labios para después besarlo con ansia.

—Yo también te amo princesa —me responde al separarnos— ¿Entonces lo intentamos? —me pregunta con un puchero.

—Podemos intentarlo —contesto ya que cuando me pone esa cara es muy difícil que le diga que no, está tan adorable…

Al terminar de hablar, Blas vuelve a juntar nuestros labios y nos besamos. El beso se va intensificando y se inclina sobre mí provocando que termine tumbada de nuevo en la toalla. Se coloca sobre mí sin aplastarme del todo y sigue besándome. Paso mis manos por detrás de su nuca para intensificar el beso, no quiero que se separe de mí. Tengo miedo de que sea solo un sueño y que al despertar no sea real.

Pasamos un rato así, entre besos y caricias, hasta que termino apoyada en su pecho. Sé que le he perdonado demasiado deprisa pero… estoy enamorada de él y él de mí. ¿No se supone que cuando dos personas se aman deben de estar juntas? ¿Por qué hacernos más daño y sufrir por estar peleados cuando podemos aprovechar ese tiempo para querernos? No nos queda mucho tiempo para poder estar juntos y no sabemos cuándo será la próxima vez que lo estemos.

Solo espero que esto funcione, que darnos esta oportunidad aunque estemos separados por varios kilómetros es lo correcto. Que nada ni nadie nos puede separar y que podemos superar juntos cualquier obstáculo.

O eso es lo que creía creer y me decía continuamente a mi cabeza.

Veo como los rayos de sol iluminan su cara y su pelo. Verla así de tranquila, con los ojos cerrados y esa sonrisa en sus labios me hace sentir en paz. Ahora que me había dicho que sí, no pensaba perderla. Soy demasiado afortunado por tenerla conmigo, demasiado. A veces no me creo que me quiera.

Ahora solo tengo que hacer todo lo posible por conservarla, porque nuestra relación funcione a pesar de los cientos de kilómetros que nos van a separar a partir de ahora. No pienso perderla.

O eso pensaba yo.