CAPÍTULO 14

AYSEL

Después de un descanso reparador logro escuchar mi alarma y sé que es momento de levantarme.

Agarro mi celular y busco el contacto de mi queridísimo enamorado y le escribo un mensaje.  

“Buen día querido…es hora de levantarse.

¿Cómo estás? ¿me extrañaste?

Necesitamos hablar, es muy importante. Te espero en la cafetería, a la hora de siempre.

Besos.”

Después permanezco unos minutos más en la cama hasta que llega el momento de levantarme. Luego de asearme, elijo un atuendo cómodo, peino mi cabello, me hago una trenza y ya me encuentro lista para salir.

Lo primero que hago es ir a la habitación de Benjamín, aún se encuentra dormido. Él ingresa a la escuela una hora después que yo así que puede tomarse unos minutos más.

Bajo hasta la primera planta y me dirijo hacia la cocina donde esta Lucero y Sandy.

─ Buenos días ¿Cómo amanecieron? ─ pregunto en cuanto las veo.

─ También como tú, creo que no. ─ Responde Sandy con los ojos apenas abiertos.

─ Oh Sandy, ni siquiera Benjamín se levanta así.

Luego de unos minutos de conversación empezamos a desayunar. Los días que tengo clases desayuno con ellas. Pasamos un momento ameno y al finalizar subo hasta mi habitación, me lavo los dientes y paso a revisar si Benjamín ya se encuentra despierto, y efectivamente, ya está preparándose para ir a la escuela. Voy a la salita donde tenemos nuestros materiales de estudio y levanto mi mochila para dirigirme al garaje donde me espera Alejandro.

─ Buen día Ale. ¿Cómo amaneciste?

─ ¡Aysel! bastante bien gracias.

Ambos subimos al auto e iniciamos el recorrido para llegar a la universidad lo más pronto posible, ya que Ale después debe regresar para llevar a Benjamín a la escuela.

─ ¿Cómo estás?

─ ¡Feliz! Hoy Daniel regresará nuevamente a la Universidad. El médico indicó que ya puede hacerlo. Hoy hablaremos con él. ─ Indico mientras busco el celular y reviso si Daniel ya me ha respondido.

“Buen día preciosa. Por supuesto… (Me estas asustando ¿Qué pasa?)

El doble de besos para ti.”

Dice uno de los mensajes que me envía como respuesta.

“Jaja. No te preocupes. Es importante pero no es malo. En realidad, no sé cómo lo tomes. Haremos una pequeña investigación, para eso es importante que estés ahí

Un abrazo para ti.”

“¿Me usaras de conejillo de indias? Tengo miedo.

Un beso inmenso para suavizar tu cruel corazón.”

“¡Daniel! Adiós, no quiero hablarte.”

“Pequeña. No te enojes.”

“Pequeña…”

“Lo siento. No tienes un cruel corazón.”

“Pequeña…Aysel”

“Disculpado, pero no digas nada más o volveré a enfadarme.

Nos vemos más tarde.”

─ Bueno Ale. Daniel hablará con nosotros. ─ Respondo después de releer un montón de veces lo que ambos escribimos.  

─ Gracias Aysel.

En cuanto llego a la universidad voy directamente a mi clase aún se encuentra algo vacía, aunque empieza aproximadamente en diez minutos.

Después de unas cuantas horas mis primeras clases finalizan y aprovecho el descanso para comer algo y leer un poco. Antes de iniciar la siguientes clases voy a mi casillero a buscar algunos libros y al abrirlo algo cae llamando mi atención.

“El sol se opaca cada vez que sonríes.

Las flores morirían por adornar tus cabellos.

Mi corazón solo late cuando siento tu perfume cerca.

Con cariño.

D. S.”

Sonrió.

Sí, no puedo evitar sonreír en medio del pasillo después de leer eso.

Jamás creí que encontrar este tipo de cosas podría alegrarte o acelerar tu corazón. Y ahora mismo lo estaba comprobando.

No era inmune a los encantos de Daniel Saeli.

[…]

DANIEL

Me encontraba bastante retrasado en cuanto a deberes y exámenes propios de la universidad y tendría que aprovechar la mayor cantidad de tiempo para poder hacer los envíos correctos. Ya había finalizado mi última clase de hoy y afortunadamente no tenía prácticas hoy así que podría irme a casa y empezar con todo cuanto antes, pero primero a paso lento me dirigí hacia la escuela de mi pequeña. Desde aquí podía observar el letrero que tiene tallado en madera la palabra “Cafetería”.