Guerra en la sombra

Priya llegó a la mansión Kapoor con el corazón latiéndole con fuerza. Su padre la esperaba en su despacho, una sombra imponente bajo la luz tenue de la lámpara de escritorio. Sabía que este momento llegaría tarde o temprano. Había desafiado demasiadas reglas, cuestionado demasiadas verdades.

Vikram Kapoor alzó la vista cuando ella entró. Sus ojos, fríos e impenetrables, la escrutaron con una mezcla de decepción y advertencia.

—Cierra la puerta —ordenó con voz grave.

Priya obedeció, sintiendo que cruzaba un umbral sin retorno. Se quedó de pie frente a él, esperando que rompiera el silencio.

—¿Sabes por qué estás aquí? —preguntó su padre, entrelazando los dedos sobre el escritorio.

—Porque no quiero seguir siendo una marioneta —respondió Priya con valentía, aunque su voz tembló levemente.

Vikram dejó escapar un suspiro cargado de exasperación.

—Te crié para ser fuerte, pero también para ser leal. Lo que estás haciendo es una traición.

Priya apretó los puños. Sabía que su padre veía el mundo en términos de poder y control, pero ella no quería seguir esa vida.

—No puedo cerrar los ojos ante la verdad —dijo con firmeza—. No puedo ignorar lo que Aditi ha descubierto.

Su padre se levantó lentamente, rodeando el escritorio hasta quedar frente a ella. La mirada que le dirigió fue gélida.

—Si sigues este camino, Priya, dejarás de ser mi hija.

El golpe de sus palabras la estremeció. Pero en su interior, una nueva certeza la sostuvo en pie: por primera vez en su vida, estaba eligiendo su propio destino.