Capítulo 8 - A FUEGO

27 de agosto de 2018

Mis nervios comienzan aumentar en cuanto piso el suelo del aeropuerto. Mis padres van detrás de mí hablando entre ellos y yo solamente busco el letrero que indique la puerta de embarque de mi vuelo.

Al final lo acabo encontrando y espero junto a mis padres un rato antes de pasar por el control. Mi pierna no deja de moverse por culpa de los nervios y no solo porque tenga que coger un avión sola, sino porque voy rumbo a Barcelona.

• Vamos María, tranquilízate – me dice mi madre – Todo va a ir bien, ya verás cómo todo sale bien – me pasa una mano por la espalda para intentar tranquilizarme.
• ¿Y sí…? – intento decir pero me tiembla la voz.
• Y sí… ¡nada! – me dice mi hermano – Si piensas en negativo al final todo saldrá mal. Así que no pienses así – me dice dándome un pequeño puñetazo cariñoso en el brazo.
• Vale, vale – respondo rindiéndome ya que no quiero más golpes.
• Ya es la hora cariño – me dice mi padre mirando al panel de los vuelos – ¡A darlo todo! – termina de decir para abrazarme.
• Buena suerte cariño – me dice mi madre cuando me levanto del asiento y me abraza con fuerza.
• ¡Lárgate de una vez anda! – me dice mi hermano como siempre tan simpático mientras me da un beso en el pelo.

No soy capaz de decir ninguna palabra, así que agarro mi maleta con una mano y me dirijo a pasar por el control. Antes de entrar me giro y con la mano en la que llevo el billete me despido de mis padres y de mi hermano.

Paso por el control sin ningún incidente y llego a la puerta de embarque para entregar el billete a la azafata que se encuentra allí. Camino por el pasadizo y un azafato me da la bienvenida en cuanto pongo un pie en el avión. Busco mi sitio, coloco la maleta en la parte superior y me siento.

Miro a través de la ventanilla mientras despegamos y entonces me doy cuenta de que esto está pasando realmente, de que la aventura acaba de comenzar. Ahora solo depende de mí y de lo fuerte que desee que todo esto ocurra.

El avión aterriza en el aeropuerto del Prat  tras dos horas de viaje en las que intenté relajarme un poco, pero la verdad es que estaba atacada y fue imposible. Cojo mi maleta y salgo del avión. En cuanto entro en la terminal voy en busca de un baño para poder asearme un poco. Al terminar miro los carteles de información para averiguar a dónde ir para coger el metro que me lleve hasta Barcelona. Cuando lo encuentro sigo las indicaciones pero antes de llegar a la parada de metro, paro en un pequeño restaurante que hay para comer algo, ya que son las cuatro y media de la tarde y aún no me metido bocado en mi estómago.

Como el sándwich que he pedido y llamo a mi madre para decirle que estoy bien, que he llegado sin ningún problema. Después de hablar un rato y terminar de comer, busco en el GPS de mi móvil la ruta que debo seguir, a pesar de que lo he mirado cincuenta veces.

Suspiro mientras recojo mis cosas y pongo rumbo a la parada del metro. Voy hasta las máquinas para sacar el billete y cojo el metro rumbo a la plaza Catalunya, dónde haré mi siguiente trasbordo.

Después de una hora y cuarenta cinco minutos de viaje, cogiendo el metro y el tren, llego a Tarrasa. A la salida de la parada, busco un taxi, entro en él al guardar la maleta y le doy la dirección del hotel que me dijeron, puesto que allí nos íbamos a hospedar todos los aspirantes.

Cuando llego al hotel un trabajador del equipo del casting me recibe, me explica el itinerario de la tarde y a la hora que me tendré que levantar al día siguiente para la primera fase del casting final. Me acompaña a la recepción del hotel y me ayuda a hacer el registro. Al hacerlo me doy cuenta de que no voy a estar sola en la habitación, que tendré una compañera.

¿Quién podrá ser? Solo espero que sea una persona agradable y amable, porque sino… Al llegar a la puerta de mi habitación, llamo por si mi compañera ya está allí. Oigo pasos tras la puerta y la abre una chica rubia de pelo corto. Me sonríe ampliamente al verme.

• Hola – saludo primera ya que he sido yo quien ha llamado.
• Hola – me responde dulcemente – ¿Eres mi compañera de habitación verdad? – me pregunta.
• Sí – respondo sonriendo – Me llamo María, encantada de conocerte – le respondo mientras me acerco para darla dos besos.
• Encanta – me responde – yo me llamo Alba. Pasa, pasa, no te quedes ahí – me invita a pasar dentro de la habitación.

Hablamos un rato sentadas en nuestras camas para conocernos un poquito más. Me cuenta que tiene 20 años y que es de Elche, que está super nerviosa por lo que la deparará estos días. Por otro lado, yo también le cuento cosas sobre mi vida, cómo viví el casting en Bilbao… Un poco para que ambas nos sintamos muchísimo más cómodas.

La tarde se nos pasa deprisa hablando de todo un poco y descansando del viaje, cuando es hora de bajar a cenar. Al llegar al restaurante del hotel, nos juntamos con otras personas del casting. No me separo mucho de Alba pero busco con la mirada entre la gente hasta que la encuentro.

• Hola – me dice emocionada Natalia mientras me abraza.
• Hola – respondo de igual manera - ¿Cuándo has llegado? – la pregunto.
• Este medio día – me dice – lo que pasa es que me fui con algunos compañeros a dar una vuelta por la ciudad  - me explica.
• Yo llegué esta tarde y he estado en la habitación con mi compañera – le digo mientras busco a Alba – Espera que te la presento – le digo agarrándola de la mano y llevándola hasta Alba.
• Alba – la llamo y me mira – Te presento a Natalia, nos conocimos durante el casting en Bilbao – le digo – Natalia ella es Alba mi compañera de habitación – termino de presentarlas.
• Encanta – dicen a la vez mientras se dan dos besos.

Nos sentamos juntas en una de las mesas y miramos el menú de la cena. Mientras esperamos nos vamos conociendo un poco más. Al rato se unen unos cuantos compañeros más y es dónde me entero de que no todos los aspirantes estábamos aquí ya. Los compañeros de Barcelona y de alrededores llegaban mañana por la mañana al hotel.