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Tenía que admitirlo, su compañía le alegraba las tardes, a menudo solía estar a solas, muchas veces ni siquiera se acordaba que tenía la necesidad de comer, de beber, de dormir, Jin se encargaba de todo eso ahora, le llevaba bocadillos y café, se quedaba haciendo guardia despierto mientras Nam tomaba una siesta en el sofá dentro de la habitación de Emma, le gustaba pasar tiempo con él aunque fuera guardando silencio pues aveces no tenía las palabras exactas para consolarlo pero entendió que lo que NamJoon necesitaba era solo eso, la compañía de alguien.

Los días pasaban y con ellos la esperanza de que JeongJin mejorará, era cierto que aún era bastante pequeño para encontrarse fuera de peligro pero también sabía que su hijo era fuerte y con ganas de vivir, eso le arrancaba una sonrisa siempre y de alguna forma podía sentirse aliviado por unos minutos.

—Te gustaría venir conmigo, —dijo NamJoon a Jin aun en la habitación de Emma, —la enfermera me ha pedido traer ropa para JeongJin me gustaría comprarle algo.

Jin correspondió con un cabeceo y una sonrisa dulce, —que te gustaría comprar para él.

—No lo sé, algo que a Emma le hubiera gustado, le gustaba el color verde, creo que compraré algo de ese tono.

—Entonces vamos y de camino podríamos comer algo, sé que no cenaste nada ayer, te recuerdo que tu también necesitas cuidarte, que harás si Emma despierta y tu eres un debilucho seguramente se sentirá decepcionada de ti y también de mi por no obligarte a comer más seguramente me reclamara si no cuido de ti.

Nam se levantó y camino hasta dónde Jin se encontraba, su estomago dio un salto, —Hyung no es tu obligación cuidar de mi, sé que tantos años juntos te han hecho pensar que debes estar siempre al pendiente de cada uno, pero no es necesario. Aún así te agradezco tu interés por mi, has sido una luz brillante para mi, gracias.

—Lo hago por que te am...por que eres mi familia Nam, lo sabes bien.

—Claro que lo sé hyung, ahora vamos por el almuerzo y por la ropa de mi bebé.

Pasaron el resto de la tarde en el centro comercial, buscando cosas para JeongJin tantas que NamJoon llegó a pensar que serían innecesarias, pero Jin le Insistía en que llevara todo pues su hijo sin duda lo merecía, no solo llevaba ropa y pequeños zapatitos como los que le gustaban, también llevaban un carro de bebé, una cuna de viaje para cuando pudieran ir de gira y muchos biberones, chupetes y juguetes afelpados que desde luego Jin recomendó para que no se lastimara en los primeros años de su vida.

La emoción de ambos era difícil de ocultar, por unos instantes NamJoon se sintió realmente feliz como en mucho tiempo no se sentía, no olvidaba a Emma, pero sentía que ella volvería solo debía ser paciente y por lo pronto darle lo mejor de sí a su pequeño, cuidarlo mucho para cuando ella por fin abriera los ojos lo encontrará sano. Jin tenía razón se había descuidado bastante a sí mismo y necesitaba reponerse y eso incluía su buen humor y ánimos. Le costaría estaba seguro de eso, pero no desistiría Emma lo merecía y el mismo también.

JeongJin cada día mejoraba más, la pequeña ropa que al principio le quedaba grande, comenzó comenzó quedarle mejor, sin duda evolucionaba mejor de lo esperado y eso sin duda se debía en parte a que NamJoon se preocupaba demasiado por pasar tiempo con el bebé, comenzó a cargarlo más tiempo lo que no sólo lo hacía sentir bien a él, sino que eso ayudaba a que su hijo se sintiera mejor, lo descubrieron una noche después de que Nam se marchaba luego de pasar varias horas solo sosteniendo al pequeño bebé, sin duda JeongJin necesitaba mucho a su padre.

Así llego el día en el que finalmente le retiraron el respirador artificial pues sus pulmones habían alcanzado ya la madurez necesaria para poder respirar por sí mismo, ese día NamJoon era el más feliz corrió a la oficina y los saludo a todos animado con ganas de contarles todo lo que sucedía con JeongJin y de cómo esa misma tarde sería el quien le diera el primer biberón, los chicos compartieron su emoción se alegraban de poder ver a su líder tan contento, lleno de vida de nuevo.

Corrió al hospital y espero a que le permitieran la entrada a los cuneros, luego una enfermera le entrego a su precioso bebé envuelto en una manta color menta y lo observó con más detalle, la diminuta naricita que de inmediato supo se parecía a la de él y sonrió, JeongJin lo había logrado, tenía inmensas ganas de vivir pudo notarlo en cuanto sus ojos hicieron contacto con los de él y pudo admirarlo, se percató de que no eran oscuros, sino más bien de un tono verdoso que le pareció extraño pero no lo suficiente como para preocuparse.

La enfermera le alcanzó el biberón y Nam aún nervioso lo acerco a su bebé.

—Solo acercalo a su boca y él sabrá que hacer. —dijo la enfermera guiando al joven padre.

Nam hacia lo que se le pedía y muy despacio para no hacerle ningún daño acercó la botella hasta la boca de JeongJin y fue el bebé quien de forma sorpresiva comenzó a tirar del chupete con fuerza. NamJoon miró a la enfermera orgulloso de lo que había logrado y sonrió.

—¿El, puede ver bien? Es decir note que sus ojos eran de otro color. —Se animo a preguntar

—Sí son completamente normales, JeongJin puede ver bien, bueno aun no distingue más que sombras pero sus ojos son normales, quizás su madre o alguien de su familia los heredaron y por eso es que nació con los ojos verdes.

—¿Tiene los ojos verdes?

—Al parecer así es, aun tenemos que esperar pero por lo que se ve, los tendrá de ese tono. ¿No te gusta?

—Sí, sí claro que me gusta, todo de él me gusta, sus manos y sus pies son tan perfectos y su rostro.

—La verdad es que he visto a su madre y JeongJin tiene más parecido a ti, es tu imagen en pequeño.

NamJoon sonrió y volvió a mirar a su hijo entre sus brazos, suspiró deseaba tanto que Emma despertara al fin.