Capítulo 9: Entre recuerdos y decisiones.

Los días habían pasado, y Miranda intentaba mantenerse ocupada para no caer en la espiral de pensamientos que la llevaban a recordar a Gael. A veces salía con Mateo, especialmente cuando él tenía días libres. Sabía que, una vez que Mateo comenzara la universidad, lo vería con menos frecuencia, y eso la entristecía un poco. Sin embargo, también se preguntaba cómo hacía Dereck para manejar su vida: trabajar, estudiar, ensayar con la banda y, de paso, salir con ella y Beca de vez en cuando. Parecía que él tenía una energía infinita, algo que Miranda admiraba en secreto.

Los días que pasaba sola en casa eran los más difíciles. Sin distracciones, sus pensamientos la invadían, y siempre, siempre, terminaban en Gael. Trataba de borrar los recuerdos tristes, de enfocarse en los momentos maravillosos que habían compartido juntos. Recordaba sus risas, sus conversaciones en el parque, la manera en que él la hacía sentir segura y especial. Entre recuerdo y recuerdo, a veces se quedaba dormida, soñando con aquellos días que ya no volverían.

Mientras tanto, en otra ciudad, Gael también pasaba sus días pensando en Miranda. Su madre había comenzado el tratamiento, pero aún no mostraba signos de mejora. El médico a cargo les había dicho que debían esperar al menos tres meses para ver algún cambio significativo. Gael se sentía impotente, atrapado entre la preocupación por su madre y el dolor de haber dejado atrás a Miranda sin una explicación.

Todos los días, Gael llamaba a Mateo. Hablaban de todo, desde el trabajo de Mateo hasta los planes para la universidad. Pero cuando el tema de conversación llegaba a Miranda, Gael se desmoronaba. Mateo le había contado sobre las nuevas amistades de Miranda, especialmente sobre Dereck, y eso había molestado mucho a Gael. No podía evitar sentir celos al saber que había alguien más en la vida de Miranda, alguien mayor que ella, alguien que parecía estar siempre ahí cuando él no podía.

—Mateo, no la dejes sola —le había dicho Gael durante una de sus llamadas—. Cuida de ella, por favor.

Mateo le había asegurado que no necesitaba pedírselo, que Miranda era como una hermana para él y que siempre estaría pendiente de ella. Además, le había contado que había investigado un poco sobre Dereck. Resulta que el chico estudiaba en la universidad, trabajaba medio tiempo como bartender y se presentaba una vez por semana en un local llamado ”El Cuervo”, donde también rentaba un apartamento tipo estudio en la parte de arriba. Para tranquilizar a Gael, Mateo le había dicho que Dereck tenía novia, con quien llevaba tres años de relación.

—Si quieres saber más, solo dime —había agregado Mateo, medio en broma.

Gael se había reído y le había dicho:

—¿Puedes averiguar qué desayuna el tipo todos los días?

Mateo, riéndose también, le había respondido:

—Dame una semana y te lo averiguo. Después de todo, soy bueno investigando. Por algo me inscribí en periodismo.

La conversación había tomado un tono más serio cuando Mateo le preguntó a Gael si ya se había inscrito en la universidad. Gael le había confesado que no, que tomaría un año sabático mientras su madre se recuperaba. A Mateo no le había gustado esa decisión, y le había aconsejado que no perdiera tanto tiempo. Pero la decisión de Gael ya estaba tomada. Sabía que su prioridad en ese momento era su familia, aunque eso significara poner en pausa sus propios sueños.

Mientras tanto, Miranda seguía adelante, tratando de encontrar un equilibrio entre los recuerdos del pasado y las posibilidades del futuro. Aunque extrañaba a Gael, también comenzaba a aceptar que la vida seguía, con o sin él.

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