Capítulo 26: Una tarde entre amigos

Capítulo 26: Una tarde entre amigos

Al día siguiente del cumpleaños de Dereck, todos habían quedado de acuerdo para encontrarse en su casa. No tenían planes grandiosos, solo pasar el rato juntos y disfrutar de una tarde tranquila. La primera en llegar fue Miranda. Dereck abrió la puerta y, al ver que era ella, se le dibujó una sonrisa en el rostro.

—Pasa, pasa —dijo Dereck, haciendo un gesto con la mano—. Eres la primera en llegar.

Miranda entró, sonriendo. —Lo sé. Beca y Walter me dijeron que irían a comprar algo para picar durante la tarde.

Dereck le hizo señas para que tomara asiento en el sofá, y ella obedeció. Él se quedó mirándola por un momento, y Miranda lo notó.

—¿Qué sucede? —preguntó ella, con curiosidad.

—Nada malo —respondió Dereck, sentándose frente a ella—. Solo me quedé pensando en que no me habías contado cómo te sentiste después de tu conversación con Gael anoche.

A Dereck le preocupaba que esa conversación hubiera tenido repercusiones en el estado de ánimo de Miranda y que todo el avance que habían logrado en su recuperación se hubiera visto afectado.

Miranda suspiró, jugueteando con las manos. —No sé si contarte. Tú ya sabes cómo me siento respecto a Gael. No quiero que te sientas incómodo.

Dereck sintió que su corazón se detenía por un momento. ¿Estaría Miranda pensando en volver con Gael? Era una posibilidad, después de todo. Ella todavía sentía algo por él.

—Miranda —dijo Dereck, tratando de mantener la calma—, yo solo te conté mis sentimientos para desahogarme, no para que te sintieras incómoda o para que cambiáramos nuestra forma de ser el uno con el otro. Por encima de todo, está nuestra amistad.

Miranda sonrió y le hizo señas para que se sentara de nuevo a su lado. Él obedeció, necesitando saber si ella estaba considerando volver con Gael.

—Anoche, Gael me dijo que estaba arrepentido de muchas cosas, especialmente de su comportamiento —comenzó a explicar Miranda—. Quería que le diera otra oportunidad para retomar nuestra relación.

Dereck se levantó, sintiéndose incómodo. —¿Quieres un refresco? —preguntó, cambiando de tema.

Miranda asintió, y él fue a la cocina. Al regresar, trajo un refresco para ella y una cerveza para sí mismo. Miranda lo miró con reproche.

—¿Por qué no me ofreciste una cerveza a mí también? —preguntó, con una sonrisa juguetona.

—Es muy temprano —respondió Dereck, sonriendo. —Pero sigue, ¿qué más te dijo Gael?

Miranda lo miró con cara de reproche, pero antes de que pudiera decir algo más, tocaron a la puerta. Era Walter y Beca, quienes llegaban con más cervezas, dos pizzas y unas chucherías para pasar la tarde. Dereck pensó que adoraba a su amiga, pero en ese momento podía ahorcarla. "¿Por qué tenía que llegar justo ahora?", pensó, respirando hondo.

—Pasen, dejen eso en la cocina —dijo Dereck, tratando de sonar relajado.

Beca saludó a Miranda con una sonrisa. —No esperaba que llegaras antes que nosotros.

—Estaba cerca —respondió Miranda—. No quería quedarme dando vueltas mientras llegaban.

Walter, siempre práctico, preguntó: —¿Qué quieren hacer primero? ¿Comer o ver una película?

—No me gusta la pizza fría, y menos recalentada —dijo Beca, y Miranda asintió en acuerdo.

Dereck fue por unas servilletas, y Walter le lanzó una cerveza, que él atrapó al vuelo. Luego, Walter le lanzó una a Beca, quien la atrapó con facilidad.

—¿Miranda, quieres una? —preguntó Beca, con una sonrisa.

Miranda miró a Dereck con cara de molesta pero sin estarlo. —Tendré que preguntarle a Dereck, ya que él piensa que es muy temprano.

Dereck sonrió, mirando al piso y negando con la cabeza.

—Son las tres de la tarde, no es nada temprano —dijo Walter, lanzándole una cerveza a Miranda.

Todos se acomodaron en el sofá y comenzaron a comer, hablando sobre lo que harían más tarde, ya que no tenían que tocar esa noche en “El Cuervo”.

—Decidan ustedes —dijo Miranda—. Yo estoy de acuerdo con lo que sea.

—Primero veamos la película y luego decidimos —propuso Beca.

Walter sonrió y encendió el televisor. —Yo voy a escoger la película.

Mientras la película comenzaba, Dereck no podía concentrarse. Sus pensamientos estaban en Miranda y en lo que había decidido hacer respecto a Gael. Miranda notó que estaba distraído y le preguntó si todo estaba bien.

—Estoy bien —respondió Dereck, aunque su tono no sonaba convincente.

Después de una hora, las cervezas se habían acabado, y Walter le propuso a Dereck que fueran por más.

—Ve tú con Beca —dijo Dereck, tratando de quedarse solo con Miranda para que continuara contándole sobre su conversación con Gael.

—Yo voy con Walter —dijo Miranda, levantándose.

Dereck respiró hondo, frustrado. Beca, que había notado su incomodidad, se acercó a él.

—¿Qué pasa? Te veías intranquilo —preguntó Beca.

—Nada —respondió Dereck, evasivo.

Beca lo miró con escepticismo. —No te creo.

Dereck suspiró. —Miranda estaba a punto de contarme sobre su conversación con Gael, pero llegaron ustedes y el tema quedó en el aire.

Beca trató de tranquilizarlo. —Si Miranda hubiera accedido a regresar con Gael, no estaría aquí con nosotros... contigo.

—Tal vez todavía no ha hablado con él —dijo Dereck, preocupado—. Quizás lo haga después.

Beca se acercó a su amigo y lo abrazó. —No te preocupes tanto. Ella está aquí contigo, no con él.

Mientras tanto, en la tienda, Walter y Miranda hacían fila para pagar las cervezas.

—¿Notaste que Dereck estaba algo raro? —preguntó Walter.

—Sí —respondió Miranda—. También lo noté.

—¿Por qué no propones ir a su lugar secreto? —sugirió Walter.

Miranda negó con la cabeza. —Si lo hago, dejaría de ser secreto.

Walter sonrió. —Si con eso lo tranquilizas, no hay problema.

Miranda lo miró con curiosidad. —Tú y Dereck se ven muy unidos.

—Sí —dijo Walter, con una sonrisa—. Aunque él es mayor que yo, me ha tocado ser su roca en muchos momentos. He estado con él en las buenas, en las malas y en las peores.