Capítulo 34. De: Daina.

Daina

Prométeme que lucharás por lo que quieres. Sé que tú serás valiente y lo lograrás.

Es horrible que la realidad no haya cooperado; aunque lo intentaste. En parte, me siento culpable por haberte ilusionado. Tal vez debí haber dejado esto en el pasado, tal vez no debí haberme enamorado, pero de lo que sí estoy segura es que fue lo más bonito que me pasó en la vida, Fue increíble, justo como siempre lo soñé.

Lamento que no podamos hacer nada para que continuemos juntos. Realmente sentía en mi corazón que él era el indicado. Ni para qué negártelo: aún lo siento. Algo en mi corazón —llámalo presentimiento, ansiedad, ilusión o locura— si lo creyó. Hubo algo especial.

Perdóname, por favor, perdóname, pero ya no puedo. Tengo miedo.

Fue hermoso todo el proceso. Se despertó mi gran ilusión y añadió una esperanza la cual había perdido. La felicidad se comenzaba a acoplarse y por fin supe qué era la tranquilidad. Sí, tenía inquietud, una inquietud de emoción. Me sentí como una niña chiquita que jugaba y disfrutaba su vida como ya no lo hacía.

Pero la realidad tenía que llegar a destruir con todas sus fuerzas este hermoso sueño. Me despertó en la mejor parte y me bajó de aquella nube de felicidad en la que me encontraba. No sé qué más hacer. Todo se complicó.

En este punto solo te vuelvo a pedir perdón por no ser lo suficiente valiente. Sé que te mereces lo mejor y yo ya no te lo puedo dar.

Si me voy, no dudes que lo intenté, aunque para la vida no haya sido suficiente. Sí lo intenté, y me duele mucho que el destino, Dios o el universo no haya querido colaborar.

Prométeme que en otra vida si lo harás.