Capítulo 41 – La Proyección Final

El sarcófago vibró por última vez. De su interior emergió una proyección distinta a todas: un video real, grabado en alta definición. No era un holograma arcaico ni una visión simbólica: era un archivo de los propios Vigilantes.

En el video aparecían escenas del planeta destruido, las seis naves partiendo hacia el cosmos, y finalmente la llegada a la Tierra. Luego, imágenes de pirámides en construcción con gigantes moviendo piedras, sacerdotes entregando oro a naves flotantes, y experimentos genéticos donde humanos eran mezclados con ADN extraterrestre.

El arqueólogo reconoció algo perturbador: al final del video, ya no eran escenas antiguas. Eran imágenes de nuestro presente. Presidentes firmando tratados secretos, laboratorios modernos trabajando con ADN RH negativo, satélites en órbita vigilando regiones específicas de África y Sudamérica donde aún quedaban rastros de minas ancestrales. Incluso aparecía una sala subterránea del Vaticano, donde cardenales custodiaban tablillas sumerias jamás reveladas al mundo.

El video terminaba con una frase en un idioma desconocido, pero cuya traducción surgió automáticamente en la mente del arqueólogo:

“Ellos siempre supieron. Ellos siempre eligieron.”

Comprendió que los líderes actuales no eran ignorantes ni simples políticos. Eran herederos y cómplices de la manipulación que había comenzado miles de años atrás.

La proyección se desvaneció y el silencio llenó la caverna. La Hermandad lo miraba expectante. El arqueólogo tenía en sus manos la verdad más peligrosa de la historia humana. Revelarla significaría el fin del orden mundial. Guardarla lo convertiría en un traidor a la humanidad.

Por primera vez entendió el verdadero peso de su destino: no era un buscador de tesoros, sino el portador de la decisión que podría liberar o condenar al mundo entero.