Capítulo 13: El Correo que Amenazó la Misión

Los días se habían fundido en semanas, y cada amanecer en Cobre Muerto traía consigo una capa más de familiaridad, un nuevo matiz al murmullo colectivo que ahora sentía como el latido mismo del pueblo. Mis informes seguían fluyendo hacia Buenos Aires, precisos, analíticos, cargados de datos que, por sí solos, debían bastar. Pero había una anomalía que no podía erradicar, un párrafo final que se repetía como un eco insistente en cada envío, una verdad que la neuróloga Elara Vance se negaba a silenciar: mi propio insomnio en soledad y la creciente convicción de que la "aversión ancestral" era más que una mera patología.

La reacción del Instituto no se hizo esperar. Un correo electrónico, frío y formal, aterrizó en mi bandeja de entrada justo cuando el sol comenzaba a teñir de naranja los picos patagónicos. La fecha y hora de envío me indicaban que el Dr. Ríos, o quien fuera que revisaba los informes en la central, había actuado con la misma eficiencia despiadada que yo aplicaba a mis análisis.

Abrí el mensaje, la pantalla del portátil proyectando un brillo implacable en la penumbra de mi cabaña.

Asunto: RE: Avance de Investigación - Cobre Muerto De: Dr. Benjamín Ríos, Director - Instituto de Trastornos del Sueño Para: Dra. Elara Vance Fecha: [Fecha Actual, hace 2 días]

Estimada Dra. Vance,

Hemos recibido y revisado sus últimos informes de campo desde Cobre Muerto. Valoramos enormemente la dedicación y el rigor que ha demostrado en la recopilación de datos, aspectos que son la base de su distinguida trayectoria en el Instituto.

Sin embargo, observamos con creciente preocupación la recurrencia de ciertas consideraciones en los párrafos finales de sus comunicaciones. La inclusión reiterada de experiencias personales y la sugerencia de una "autonomía cultural" no alineada con los objetivos puramente médicos de nuestra investigación, indican una posible subjetividad que, si bien comprensible dada la naturaleza del entorno, podría comprometer la objetividad de sus hallazgos.

Le recordamos que su misión es puramente científica: comprender la etiología de la aversión al sueño solitario y evaluar la viabilidad de tratamientos aplicables universalmente. Cualquier desviación hacia interpretaciones socio-culturales que no contribuyan directamente a este fin debe ser evitada.

Le instamos a reenfocar sus esfuerzos en la recolección de datos estrictamente neurológicos y psicológicos, omitiendo cualquier comentario que pueda ser percibido como una validación de prácticas locales contrapuestas a los principios de libertad individual que defendemos.

En espera de su pronta respuesta y la rectificación de este enfoque en sus próximos informes,

Atentamente,

Dr. Benjamín Ríos Director del Instituto de Trastornos del Sueño

El mensaje era claro, una advertencia. El Instituto no toleraba mis "desviaciones" filosóficas. Querían ciencia pura, despojada de humanidad, especialmente de la humanidad de Cobre Muerto. Mi propia experiencia, el hecho de que yo misma sucumbía a la aversión ancestral, era una verdad incómoda que no encajaba en sus tablas y gráficos. Me exigían silenciar mi propia intuición, mi creciente empatía por este pueblo que me había acogido, por muy forzado que fuera.

Sentí una mezcla de ira y frustración. ¿Cómo podía ignorar lo que mi propio cuerpo y mente me gritaban? ¿Cómo podía reducir la complejidad de la Vigilia Compartida a una mera patología sin considerar su contexto cultural y ancestral?

La cabaña se sentía de repente más pequeña, la luna brillaba como un ojo acusador. Me levanté y miré hacia el sofá donde Martín dormía cada noche. Él representaba la esencia de lo que el Instituto quería erradicar. Mi corazón latía con fuerza, no solo por el insomnio, sino por la encrucijada moral en la que me encontraba. La ciencia me pedía que cerrara los ojos a la verdad que estaba viviendo.

¿Podría Elara seguir las órdenes del Instituto y sacrificar su propia verdad, o su experiencia personal en Cobre Muerto la llevaría a desafiarlo todo?