Capitulo 12

—¿De veras debo hacer esto? —Hice una mueca mientras ambas esperábamos el autobús para dirigirnos nuevamente al departamento.

Gloria asintió introduciendo ambas manos en sus bolsillos—No te quejes, sabes que es por un beneficio propio.

Rodé los ojos suspirando—Eso no lo justifica—Rasqué mi nariz—Además, ten por seguro de que Brandon sabe lo que intentamos o que al menos sospecha—Me encogí de hombros.

Frunció sus labios—Nada es seguro y en cuanto al plan, no podemos desertar tan rápidamente—Carraspeó—Hay que llegar hasta el final y comprobar si nuestra hipótesis es válida—Sonrió—Y solo lo sabremos, en cuanto lleguemos a la última etapa.

Bufé—Pues bien…—Mojé mis labios—Lúxon lo sabe y supongo que, en la universidad, deberemos fingir ser novios-no oficiales—Apreté mis puños—Solo espero que Brandon caiga, porque de no ser así…

—La habremos cagado hasta el fondo, lo sé—Terminó la frase por mí.

(…)

—Muchas gracias—Sonreí tomando la bandeja con el almuerzo que la joven empleada traía consigo. Esta asintió y luego de dedicarme una sonrisa, empujó el carrito plateado y se dirigió a las demás habitaciones.

—¿¡Qué has pedido!? —Preguntó Gloria desde la ducha. Me senté en la mesa junto a las camas y posé la bandeja sobre esta.

Analicé los alimentos y luego me dispuse a coger los cubiertos—He pedido algo variado—Mojé mis labios deseosa—Hay tarta de jamón, albóndigas de soja con salsa, ensaladas, y pechuga con…—Acerqué mis ojos a la pasta que recubría la superficie del pollo—¿Crema?

—Has pedido solo por hacerlo ¿Verdad?

Me encogí de hombros—La lista era extensa y no he podido decidir—Pinché una albóndiga y la llevé hasta mi boca.

Gloria negó e inclinó su torso en dirección al suelo, llevando su melena húmeda por el mismo rumbo. Tomó de ambos lados la toalla, que antes se hallaba posada sobre su cabeza y procedió a secar su cabello.

—Confesaré algo…—Se sentó de indio y luego de tomar el tenedor, partió con este una porción de la tarta, para luego ingerirla—Cuando llegué de Italia a China, nunca me había fijado en nadie, porque todo lo que tenía, lo dejé allí, en Italia—Limpió sus comisuras—Sé que dije que mi estadía en China era meramente por estudios, pero la verdad es que, también quería escapar—La observé interrogante—Tener un padre alcohólico, que en vez de vivir por y para su familia, lo hacía solo con la bebida y una madre que apenas y nota tu existencia, no es razón motivadora para querer permanecer ahí—Dejó el tenedor junto a su plato—Soy hija única, por lo que la ausencia de ambos, era más agresiva—Tragó saliva—Creía que no había salida, hasta que él apareció…—Sonrió recordando—Tanner, un chico de gran corazón y humildad—Mordió sus labios—Un chico que logró quitar todo ese estrés y dolor que albergaba en mí, fue alguien a quien perdí demasiado pronto.

Miré en silencio la madera de la mesa—¿Qué sucedió?

—Tenía sida—Apretó sus puños—Lo heredó de su madre…—Rascó su cabello—Con mis estudios, sobre la enfermedad, sé que era posible evitar el contagio—Me observó triste—Pero su madre jamás llevó un control sobre el VIH—Negó—Tanner temía contagiarme y más aún, luego de que mi padre lo convenciera de ello. Por supuesto, quiso alejarse, más yo no lo permití, no iba a perderlo y luché por él.

—Sé que no es correcto, pero ¿Tú y él llegaron a…?

Asintió—Sí, intimamos—Sus mejillas se colorearon—Pero siempre informados para evitar cualquier riesgo, Tanner era demasiado precavido en cuanto a su enfermedad y a mí—Suspiró—Un día, él no llegó a casa. Era extraño, por lo que salí al jardín delantero para esperarlo y fue allí cuando lo vi—Cerró sus ojos—Estaba a unos pasos de mí, inconsciente, el sida había afectado de tal manera su inmunidad que contrajo tuberculosis…—Sus ojos se humedecieron—Lo perdí, Anel y no estaba lista para ello.

Joder.

Rápidamente me puse de pie y la abracé, intentando transmitir mi apoyo—No llores, por favor—Supliqué—No me gusta verte así.