Capítulo 31

—Rachel... —Carlos despertó con el nombre de Rachel en la boca.

Se reincorporó aturdido, buscándola...

—Carlos... —la fría mano sobre su hombro lo paralizó y se giró hasta toparse con la mirada lúgubre de Villén; entonces lo supo, algo había salido muy mal...

***

Los seis hombres que ingresaron a la habitación sabían que lo que se abría ante sus ojos era una ilusión óptica más que una realidad; sin embargo, la misticidad del local seducía sus sentidos al punto que se les volvía casi imposible no ceder ante la sutil tentación de lo irracional.

Una extraña "nada infinita" parecía hacer equilibrio entre la luz y la oscuridad: el azul oscuro imposibilitaba la percepción de los límites del espacio real; como si hubieran sido transportados a la atmósfera en el momento justo de “la hora azul” (1), en vez de a una recámara dentro de la antigua fortaleza colonial.

Débiles bandas de luz imitando en forma e intensidad a la luz zodiacal (2) flashearon por unos segundos la habitación dejando tras ellas hologramas de delicados capullos luminosos que flotaron dispersos para abrirse lentamente hasta explotar en un pequeño cúmulo de luz de estrella mientras la representación de "la hora azul" daba paso a la representación del espacio estelar.

Una fina neblina de anillos de suaves colores empezó a emanar en ondas desde el punto en el que emergía una esfera de un metro de diámetro —imitación del disco lunar— la esfera se detuvo a solo centímetros de donde debería estar el piso del local.

El concepto se volvía abrumador, la humanización de dichos fenómenos astrológicos transmitía una auténtica sensación de vértigo y sublime temor a la vez que despertaba la codicia y el deseo de poder...   

Las luces fueron cediendo hasta prácticamente desaparecer. Una figura femenina encogida sobre sí misma, con los brazos abrazándose las rodillas y la cabeza apoyada contra ellas, quedó donde antes se representaba al disco lunar.

La muchacha se movió lentamente hasta ponerse en pie; el oscuro cabello salpicado de perlas acentuaba lo pálido de su piel, una que parecía emitir un suave brillo sobrenatural.

La extraña sensación de inalcanzable deidad se quebraba ante el sutil ascenso y descenso de su respiración; la túnica traslúcida que cubría su piel mezclaba los conceptos de inocencia, pureza y perfección con el sensual erotismo de su palpable desnudez.

«Única, exótica, inalcanzable, deseable...» nada mejor que esa combinación para despertar la obsesión en hombres sedientos de poder...

Clarissa abrió los ojos cuando el resplandor dejó de ser cegador; no pudo evitar temblar ante la sensación de genuino terror que la recorrió; podía sentir la muda admiración cargada de lascivia sobre su piel. Se había despertado en un reducido espacio sólo para ver cómo su peor pesadilla se hacía realidad.

Asumió que el eclipse acababa de comenzar, la "Luna de Sangre" le había traspasado su maldición; para cuando el carmesí cubriera completamente el disco lunar, el mejor postor compraría su virtud, y serían sus muslos los que quedarían manchados por su sangre virginal.

Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas y al segundo siguiente todo tembló...

***

Rachel se sintió libre momentáneamente e intentó gatear para escapar;  un fuerte agarre en su cabello la obligó a levantarse y retroceder. 

— ¿Qué mierda ha sido eso? —escuchó la voz nerviosa de su ractor.

Las lágrimas quemaban sobre su piel mientras el agarre sobre su pelo la obligaba a permanecer en pie aun cuando el barro húmedo del pasadizo subterráneo, por el que asumía buscaban salir del Pre, la hacía resbalar una y otra vez.

—¿A qué coño están jugando ustedes vejigos de mierda? ¡¡Habla!! 

Aun cuando sintió la palma tosca contra su rostro, no habló; el recuerdo del cuerpo inerte de Carlos justo debajo del planetario o el cuerpo medio inconsciente de Clarissa siendo depositado dentro de la bombilla, la atormentaban lo suficiente como para no ser consciente de su propia realidad.

Había detonado la primera explosión; las salidas del "planetario" estarían bloqueadas con los inversores atrapados dentro de ella pero ¿a costo de qué? Se suponía que para ese entonces no estarían allí ninguno de los tres.

Otra explosión se volvió a escuchar.

Karel sintió verdadero terror cuando llegó la segunda explosión y empezó a arrastrar a Rachel, presentía que debía apresurarse en llegar a la bahía si quería escapar.

Las conjeturas empezaron a mezclarse en su cabeza; creía haber descubierto el plan de los chicos luego de que volviera hace una semana más o menos de la delegación: la policía atraparía a sus enemigos y desmantelaría su negocio justo a tiempo para poner a salvo a Clarissa, o al menos eso le había prometido Villén.

Él huiría usando de rehén a Rachel aunque tuviera que llevarla consigo en la embarcación que lo esperaba para salir del país; y Carlos re levantaría el negocio sin deudas con la ayuda de Villén, esta vez más fuerte con los contactos que pudiera hacer en el exterior.

Sin embargo Villén no había mencionado nada sobre explosiones...

La posibilidad de haber arrastrado a sus hijos hasta la muerte le provocó una sensación de congoja que le dificultaba la respiración. Las paredes del pasadizo parecieron cerrarse alrededor de él, El paso lento de Rachel se le volvió un estorbo e inconscientemente la soltó, su única prioridad era salir. Corrió guiado por su instinto, sentía que se ahogaba en ese lugar, necesitba salir y comprobar que todo estaba bien. 

...

Rachel se dejó caer sobre el húmedo suelo encogiéndose hasta quedar en posición fetal.

Villén debía haber detonado la segunda explosión, una que revelaría el pasadizo que llevaba desde los baños del internado hasta la parte trasera del planetario.

Ya la policía debía estar allí, todo había acabado; pero para ella, el Purgatorio les había vuelto a ganar: