Capítulo 28

Lisa estaba parada frente a Lucas sin saber que decirle, ella solo lo mira fijamente mientras una gota de sudor corría por su frente. Lucas la mira fijamente esperando su respuesta, pero esta no dice nada.

Ella lo esquiva y se dirige hacia la cocina.

—Lucas, no te metas por favor, vivimos juntos, no quiero problemas contigo por favor —dice ella poniendo las flores en agua.

—No sé cuál es el problema con que yo lo sepa —se acerca a ella.

—Lucas por favor—. Se gira y lo mira.

— ¿Te digo que es lo peor? —Le pregunta.

— ¿Qué? —teme ella de la respuesta.

—Que ya yo sé quién es, ¿O me dirás que esas flores no vienen de parte de Anderson? —Pone su mano derecha sobre si cintura.

Lisa se mantiene en silencio.

—Perfecto, eso lo dice todo —se da vuelta y se dirige a la sala.

Lisa lo mira alejarse.

— ¿Sabes? Ya no quiero esta porquería —se pone de pie furioso.

— ¿A dónde vas? —pregunta ella preocupada.

—Necesito pensar—. Él deja su teléfono sobre el sofá y sale de la casa tras un portazo.

Lisa agacha la cabeza entristecida, ella se gira y ve las flores dentro del jarrón azul; ella continúa acomodándolas.

Lisa acomoda las flores y las pone sobre la isla de la cocina cuando escucha que el teléfono de Lucas suena. Ella alza la mirada y empieza a buscarlo. Ella lo encuentra sobre el sofá y se sorprende al ver de quien se trataba.

Mensaje de Hanna

Sin poder contener la curiosidad ella lo abre.

— ¿Lucas, aun no le has dicho nada a Lisa?

— ¿No me ha dicho qué? —Se pregunta para sí misma.

Ella revisa las conversaciones y se da cuenta de todo lo que sucedía. Su corazón late de prisa, no sabe que decir o qué pensar, Lucas estaba pensando en irse y dejarla sola. Ella no quería creerlo, no parecía ser verdad. Ella se sienta en el sillón sin aun poder digerir la noticia. Ella pone el teléfono sobre la mesa y lleva sus manos hasta su cara. Algo tenía que hacer, de alguna manera tenía que evitar que él se fuera. Ella sabía que a Lucas no le gustaba que Anderson se acercara a ella porque este decía que él era malo, así que se le ocurrió estar con Anderson así Lucas no se iría porque sentía que protegerla. 

Lisa se pone de pie, deja el teléfono donde lo encontró y se va hacia su habitación. Ella se da una ducha, se lava los dientes y luego entra a su habitación a cambiarse.

Se pone unos jeans conjunto con una blusa que se moldeaba perfectamente a su silueta delgada. Se soltó su lisa y sin forma cabellera castaña, se puso brillo labial y un lindo par de zapatos. Se miró al espejo, vio su reflejo en él y le encantó lo que estaba viendo.

—Qué guapa estas —dice acomodando su cabello.

Ella se regala una sonrisa de lado y sale de la habitación. Mientras camina hacia la puerta de la entrada de la casa ella pensaba, en lo perfecto que sería esto, realmente le sorprendió lo malvada que podría llegar a ser. Ella tenía que buscar la manera de que Lucas se quedara con ella, no importa a qué precio, no importa, ello lo haría de todos modos. Esa noticia fue lo peor que le había pasado y no dejaría que esa le rebatara a Lucas de sus manos, él era de ella y no perimiría que volvieran a estar juntos, esa víbora no se quedaría con él después de todo lo que pasó, después de lo que le hizo. Lisa estuvo con él cuando estaba mal por la infidelidad de Hanna con uno de sus buenos amigos del club de literatura. Ella no aceptaría que él estuviera con ella de ninguna manera.

Lisa abre la puerta de la casa, ella mira fijamente la casa de Anderson y no puede evitar sonreír. Ella se acerca y toca la puerta. Anderson escucha que llaman a su puerta y este se dirige a abrirla. Cuando él ve a Lisa solo le regala una sonrisa de lado.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta con una mirada picara.

—Mmm… No sé —contesta ella sarcásticamente con una mirada malvada.

—Dijiste que Lucas no podía enterarse, ¿Sí te ve aquí? —Pregunta él.

—Mira hacia atrás—. ¿Puedo pasar?

—Sí claro—. Se hace a un lado.

—Lucas ya lo sabe todo, no sé cómo, pero lo sabe —entra a la casa.