Epílogo

Era la vista más hermosa que haya visto hasta ahora. El gran ventanal iba del techo hasta el piso con una cortina automática doblada en la parte de arriba. Acaricio la cama sin poder llegar a creer del todo que estaba con él, aquí y ahora. Ya no tenía nada en que pensar porque todo ya lo había arreglado, ahora solo quería demostrar y sentir. Me recuesto en la cama sonriéndo al recordar le escena tan dramática que hice.

—Pero no me arrepiento.

Volteo hacia atrás en cuanto escucho cosas caerse en el baño seguido de una maldición, "Shit". Me quedo esperando a que salga y en cuanto entra en mi campo visual me permito recorrerlo con la mirada rápidamente para sensiorarme de que nada haya sido una ilusión. Desvío la mirada cuando sus ojos que estaban enfocados en el piso van a los míos mientras sacude su húmedo cabello. No decimos nada, no había tema, solo emociones inundando el cuarto. Nuestra presencia decía mucho más que cualquier discurso que intentemos formular.

Se ajusta bien la bata antes de mover sus pies titubeando en cada paso hacia mí.

—Te extrañé. —Decido romper el silencio al igual que su concentración en sus pensamientos. —Lo siento.

Giro la cabeza sentándome para buscar sus ojos y encuentro su ceño fruncido con una mueca en sus labios centrando su vista en la ciudad.

—¿Steele...? —No recibo respuesta, no verbal. En cuestión de segundos su cuerpo ya estaba sobre el mío y sus labios exigiendo un beso. —¡Espera! —Su mano se cuela por debajo de mi suéter y cierro las piernas sin mucho éxito ya que se había abierto paso para acomodarse entre ellas. —Hold on damn it! (¡Aguata, maldita sea!).

Y parece como si hubiera presionad un botón para apagarlo. De inmediato se aleja analizando mi rostro y la idea de que él tampoco puede creer que esté aquí, cruza por mi cabeza. Tomo su rostro y lo acerco lentamente hasta unir nuestros labios en un beso, sin movimiento, sin prisa. Simple, pero único.

—Estoy aquí. —No responde y vuelvo a besarle. —Y ¿tú?

—Estoy aquí. —Sonrío tiernamente y después frunzo el ceño en cuanto se restrega contra mí. —Relamente estoy aquí.

—Eres un...

—No puedo reconocerte. —Ladeo la cabeza sonriéndo feliz de sus palabras. —Es como si mi pequeña ya no estuviera aquí. —Abro la boca para quejarme, pero su mano acariciando mi rostro me silencia. —Entonces recuerdo aquel Grr que resonó en todo el lugar y pensé: No, ahí sigue.

—Presente y latente.

Acaricio su rostro y subo hasta su cabello el cual agarro con algo de rudeza.

—Ah. 

Intento bajar mis manos, pero me detiene. Sigo peinando su cabello sin darme cuenta que su otra mano se deshacía del nudo en su bata. Reacciono ya cuando siento su calor proviniente de su cuerpo desnudo.

—Pero ¡¿qué haces?!

—Tócame. —Encojo mis manos contra mi pecho y niego. —Quiero saber que esto no es solo un buen sueño.

—Pues no lo es. —Finjo bofetearlo y después pico su hombro para alejarlo un poco. —Despierte ya señor.

—No me quitaré de aquí hasta que lo hagas. 

—Pero ¿y si termino arrancándote el alma? —Río nerviosa viendo como se levanta un poco para cubrirse. —N-No queremos eso, ¿no?

Vuelvo a reír undiéndome lo más que puedo en la cama cuando su ceja se enarca y me ve divertido.

—No me refería a eso. —Niega cubriéndose la cara. —Me refería a un abrazo, Jane. —Lo hago tomándolo por sorpresa. —Se siente tan bien..., después de tanto tiempo al fin puedo sentirte de nuevo, mi pequeña. Admito que anduve con muchas más, pero nadie fue suficiente porque tú tienes algo que... ¿qué dijiste?

Se separa de golpe quitando mis manos de mi cara roja.

—¿Q-Qué? —Me retuerzo bajo su agarre y me quedo quieta al ver como sostenía mis manos con solo una. —S-Suelta..., duele.

—No hasta que lo repitas.

Su semblate serio me asusta hasta cierto punto. Ahora que lo veo, ha cambiado mucho. No solo físicamente, sino su personalidad es más intensa y solo veo un reto aquí.