|Capítulo 35|

—Mamá, ¿alguien está en casa? —negó —¿y el auto que está ahí afuera?

—Ten, cielo, léela con calma —me entregó un sobre.

Me senté en la esquina de mi habitación, abrí la carta y me dispuse a leerla.

«Hola, pequeña Katy. ¿Cómo estás?

Te cuento que yo estoy muy feliz por saber que hoy cumples un año más de vida.

Tú eres la luz de mis ojos y de mi corazón, sin ti yo no podría vivir, te amo más de lo que nadie te amará jamás, ninguno de los jodidos imbéciles que se acerquen a ti, te amará tanto como yo lo hago, eso tenlo por seguro, pequeña.

Cuando tu mamá me dijo que estaba embarazada me volví loco de felicidad. Iba a nacer alguien en base de todo el amor que nos teníamos y nos seguimos teniendo tu madre y yo.

Descubrimos que serías una niña antojadiza, que te gustarían mucho los postres, que serías una gran bailarina y que serías la luz de nuestra vida desde que estabas en el vientre de tu mamá, desde ahí te conocimos y te amamos desde el primer momento.

El ser tu papá y conocer a tu madre es lo mejor que me ha pasado en toda mi miserable vida, es que te juro que eso era mi vida sin ustedes.

Sé que te he hecho mucho daño, sé que no he sido un buen ejemplo para ti, que te he decepcionado, que esperabas más de mí, sé que no merezco a una hija tan perfecta, noble e inteligente como tú, sin embargo, Dios me la mandó.

¡Feliz cumpleaños, mi niña, te amo con todas mis fuerzas y te extraño aún más!

Podré estarme pudriendo en esta pocilga, sé las razones y estoy dispuesto a pagar los años que sean necesarios, pero el que esté aquí no quiere decir que no tenga dinero o que no pueda darte un regalo de cumpleaños, mi cielo.

Tu mamá, la mujer más hermosa del universo me ayudó a comprarte ese auto, sé que lo necesitas mi amor y no quiero que empieces a rechistar, ese auto es tuyo. Seguramente estás molesta por haberte comprado algo de tal magnitud, te conozco muy bien cielo, recuerda que tus papás sabemos que si por ti fuera, estarías trabajando y hubieras conseguido ese auto con tu dinero y esfuerzo, déjame explicarte algunas cosas, mamá y yo quisimos que vivieras una vida de estudiante y no una vida de adulto entre la escuela y el trabajo, sé que en su momento estabas furiosa, quizás llegaste a odiarnos, después comprendiste que cada cosa la hicimos por tu bien.

Mi niña, sé todo de lo que eres capaz, de todo lo que lograrás en la vida porque eres una mujer muy fuerte, decidida y comprometida con lo que hace, llegarás muy lejos, serás la mejor antropóloga forense del universo y lamento no poder acompañarte en todo eso debido a mis errores.

No quiero que llores, amor, sólo quería plasmar todos los sentimientos que llevo en mi corazón.

Discúlpame por todo y gracias por ser mi hija.

De nuevo, feliz cumpleaños, mi pequeña y hermosa Katy. Disfruta tu regalo.

Te ama, papá. ♡♡»

Mis lágrimas salieron desde el primer momento en que abrí la carta, mis lágrimas salieron al saber que era una carta y un regalo de papá.

—Katy —mamá tocó la puerta.

—Adelante, mamá.

—Aquí tienes tu regalo —me entregó las llaves del auto —¿te gustó? —asentí.

—Saben que no era necesario, no debieron gastar tanto —dije con sentimiento.

—Lo necesitas y te lo mereces, hija —limpió mis lágrimas con sus suaves dedos.

—Ahorraré y se los pagaré —rio.

—Es un regalo y los regalos no se pagan —besó mi frente —es una recompensa por ser la mejor hija del universo, tú no pides nada y eso te hace merecer todo.

—Mamá, los amo demasiado —me fundí en su pecho y saqué todo el dolor y sentimiento que había en mi corazón.

No era fácil estar en una fecha así sin papá, no era nada sencillo saber que mientras yo sonreía y disfrutaba, él seguramente estaba siguiendo las órdenes de algún guardia.

—Y lo extraño aún más —añadí.

—Llora lo que tengas que llorar, mi cielo —me arrullaba de un lado a otro —papá te ama, Katherine y te extraña mucho, tal y como tú lo haces.