Capitulo 17. ACTIVO INTANGIBLE

Convenientemente con Seul-ki

El sol de la mañana de viernes brillaba sobre los buses de lujo estacionados fuera del edificio corporativo de DaehanTech. La euforia era palpable. Aurora subió al segundo bus, donde la esperaba Seul-ki con una sonrisa de alivio.

—¡Me alegra que te haya tocado conmigo! No soportaría sentarme con el equipo de Contabilidad, son muy aburridos.—dijo Seul-ki, tirando de Aurora al asiento junto a la ventana.

Mientras ellas se acomodaban, Jeong Tae-jun subía al bus principal, junto al el Presidente Jeong, y su madre, quienes ya le habían asignado un asiento a su lado. La separación era dolorosa, pero necesaria.

Tras el viaje en bus, la llegada al hotel de Jeju fue una oleada de empleados eufóricos. Tae-jun, que había organizado meticulosamente el mapa de asientos del bus y la asignación de habitaciones en secreto, se aseguró de que a Aurora le tocara una habitación estratégicamente cerca de la suya, convenientemente junto a Seul-ki.

El almuerzo en el vasto comedor del hotel fue la primera prueba de su secreto. Tae-jun se sentó en la mesa principal con sus padres, mientras Aurora y Seul-ki se ubicaron en una mesa con el equipo de Proyectos. El Vicepresidente mantuvo su máscara de hielo habitual, pero su madre no era tonta. La Señora Jeong se percató de que su hijo, cada dos segundos, dirigía su mirada a la mesa de Aurora, su rostro revelando una profunda ansiedad y un cariño inconfundible. Su sonrisa se amplió. “Tiene que ser ella, si que es hermosa”, pensó, divertida por la desesperación de su hijo por disimular.

Después de almorzar, Seul-ki y Aurora se dirigieron al enorme campo de césped donde se montarían las actividades. El ambiente era festivo y la gente hacía fila para inscribirse en sus actividades favoritas. Aurora, con la adrenalina del desafío en mente, se dirigió a una mesa y fue la primera en la fila para la carrera de obstáculos. Se inscribió con una determinación silenciosa. Seul-ki se unió a ella unos minutos después.

—¡Me inscribí en la carrera de relevos! Siempre gano esa —dijo Seul-ki—. ¿Y tú, dónde te apuntaste?

Aurora sonrió, con los ojos brillando. —Me apunté en la carrera de obstáculos de mañana.

Seul-ki la miró boquiabierta. —¡¿Estás bromeando?! Pero si esa es la de...

—Vamos. Busquemos bebidas y un buen lugar para ver el inicio de la competencia de cuerdas y sacos. Mañana será un gran día.

Esa noche, el plan de Tae-jun para robar unos momentos con Aurora se puso en marcha. Con el pretexto de que su madre quería hablar de la decoración de la casa, mandó a Seul-ki a la habitación de sus padres.

Minutos después, Tae-jun se coló en la habitación de Aurora. La tomó entre sus brazos al instante.

—Te extrañé. el camino hacia acá fue interminable por qué no te tenía a mi lado.—susurró él, presionándola contra la puerta.

—Yo también te extrañé, Vicepresidente. ,y tu madre es muy dulce y hermosa.—dijo Aurora, besándolo con una urgencia que ambos habían reprimido todo el día.

—No me llames Vicepresidente, por favor. Aquí soy tu novio clandestino. Necesito esto, necesito tu paz...

El sonido de un golpe fuerte y voces al otro lado de la puerta los congeló.

—¡Aurora! ¿Estás ahí? ¡Somos mi-soo y ji-woo, ¿Vienes a la piscina con nosotras? ¡Tienen un bar increíble!

Aurora y Tae-jun se separaron en un instante, con el corazón acelerado. Tae-jun se escondió rápidamente detrás de las cortinas del balcón. Aurora abrió la puerta, con una sonrisa forzada.

—¡Chicas! No puedo ahora, acabo de terminar una llamada de mi amiga en Seúl. Me cambio en un momento. ¡Adelántense! Yo iré en un rato con Seul-ki.

Las dos chicas se despidieron, sin sospechar nada. Aurora cerró la puerta, apoyándose en ella.

—¡Por poco! —susurró Tae-jun, saliendo de las cortinas con una sonrisa de lobo—. Parece que la paz será difícil de conseguir aquí, así que sera mejor que me baya.

No sé fue pasaron la siguiente media hora acurrucados, hablando de planes y de la emoción del día siguiente, hasta que un mensaje de Seul-ki advirtió que volvía. El beso de despedida de Tae-jun fue una promesa de la noche de gala que se avecinaba.