Capítulo 28 - Gael

𝑭𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕
𝑰'𝒎𝒂 𝒔𝒂𝒚 𝒂𝒍𝒍 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒐𝒓𝒅𝒔 𝒊𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆 𝒎𝒚 𝒉𝒆𝒂𝒅
𝑰'𝒎 𝒇𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒖𝒑 𝒂𝒏𝒅 𝒕𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒃𝒆𝒆𝒏, 𝒐𝒉-𝒐𝒐𝒉
𝑻𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒃𝒆𝒆𝒏, 𝒐𝒉-𝒐𝒐𝒉
𝑺𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒔𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅
𝑫𝒐𝒏'𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒕𝒆𝒍𝒍 𝒎𝒆 𝒘𝒉𝒂𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒌 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒃𝒆
𝑰'𝒎 𝒕𝒉𝒆 𝒐𝒏𝒆 𝒂𝒕 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒂𝒊𝒍, 𝑰'𝒎 𝒕𝒉𝒆 𝒎𝒂𝒔𝒕𝒆𝒓 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒔𝒆𝒂, 𝒐𝒉-𝒐𝒐𝒉
𝑻𝒉𝒆 𝒎𝒂𝒔𝒕𝒆𝒓 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒔𝒆𝒂."

𝑰𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒆 𝑫𝒓𝒂𝒈𝒐𝒏𝒔.

No había terminado de salir el sol y yo ya estaba sentado alrededor de la mesada en la cocina, disfrutando de un café recién hecho. Solo, casi que en completo silencio, sintiendo únicamente los sonidos que la naturaleza me regalaba.

Pensé varias veces en ir a tocar la puerta de la habitación donde Lina dormía, pero la noche anterior estaba muy cansada y no hacía muchas horas que nos habíamos acostado, así que contra mi voluntad, la dejé descansar. Al final iba a ser un día movido y de seguro terminábamos desvelados nuevamente.

Con el pasar de los minutos, todos los miembros de la familia fueron reuniéndose junto a mí. A excepción de papá, que no descansaba ni los sábados. Había saludado, mamá le sirvió su café doble de cada mañana y se retiró al despacho que tenía en casa con la excusa de un papeleo que terminar. Y con la promesa a mamá de que para el mediodía cerraría todo lo que fuera trabajo para dedicarse exclusivamente a los detalles finales de la celebración que sería sobre la tarde.

Habían dispuesto dos carpas blancas sobre la parte trasera de la casa, en las que estaban trabajando desde temprano. Una grande donde colocarían mesas para que los invitados disfruten, bailen, coman y beban, y otra un poco más pequeña, conectada a la anterior, que oficiaría de ceremonial, para recibir una bendición especial por su 25 aniversario.

Por suerte, de todo aquello se encargaba una empresa contratada por mis padres, al igual que del catering, la decoración y ambientación. Todo estaba en buenas manos y nosotros no debíamos hacer más que alistarnos cerca de la hora estipulada para comenzar la ceremonia.

Irene había llegado junto a su novio Raúl para unirse a la celebración. Ella era la que me seguía en edad, pero a juzgar por su madurez, parecía mayor. Además de que siempre había sido bastante independiente de todos. Vida aparte y visitas esporádicas a la familia, pero eso sí, siempre presente en lo que se la necesitara, lo servicial que era lo había sacado de mamá.
Durante la mañana nos contaron el proyecto que tenían para irse a vivir juntos. Irene había dejado la casa ya hacía un año pero quería terminar la carrera para que su chico se mudara con ella. En lo personal, no encontraba diferencia alguna, por el contrario, se podrían haber ahorrado una mudanza, pero así eran ellos.

En mitad de la conversación apareció ella. Por fin asomaba su bonito rostro, con los ojitos achinados gracias a todas las horas que había dormido. Estaba más preciosa que nunca. Sonreí como un tonto al verla colarse en la cocina saludando con unos buenos días a todos los allí presentes. Hice la presentación oficial a mi hermana Irene y luego Lina, sin esfuerzo alguno, fue una más en la conversación de aquella mañana. Opinando y debatiendo sobre otros temas, picando alguna fruta y bebiendo su café.

-    Yo creo que la música en vivo siempre da un toque extra en las fiestas. Que no quita que también se pueda pasar algo de música por discoteca. – Estaba de acuerdo con lo que decía Lina.

-    Opino igual, mamá, no tienes por qué elegir una opción u otra, si ya está contratada la banda, saquemos jugo de ella. Que ambienten la fiesta, que acompañen la cena y luego si se extiende la noche se puede seguir pasando música.

-    Vale, no se habla más. Decidido.- Por fin mamá le había dejado de dar tanta vuelta al tema. Se disculpó saliendo de la cocina con el móvil en mano para empezar con sus últimos llamados.

-    Yo he quedado con Pilar e Isa, espero no te moleste. Pero vendrán a peinarles para la fiesta y me sumaron al plan.- Su carita de ilusión dejó a un lado el malestar que me dio al saber que la perdería de vista durante todo el día.

-    ¿Es posible que quedes más guapa de lo que ya eres? – Levanté mi culo de la banqueta para arrastrarla más a la de ella y quedar así sentado, con las piernas abiertas y Lina aprisionada entre ellas.- Prometo babear y sacar pecho orgulloso por saber que serás mía cuando otros tíos se derritan al verte esta tarde.

-    Eres un tonto, Gael, nadie se derretirá con nadie. – Sus mejillas se tornaron más rojizas y supe que las miradas ajenas la incomodaban.- 
- Tranquila que solo estamos hablando. Mira, están en su mundo.-

Y era cierto, mi cuñado se había escapado a por un cigarrillo fuera y mis tres hermanas discutían sobre los vestidos elegidos para el gran evento.
-    ¿Qué haré sin ti todo este tiempo? A veces no entiendo todo el rato que invierten en arreglarse ustedes las mujeres…

-    Te voy a echar de menos estas horas.- Susurró Lina con su dulce voz muy cerca de mi oreja, intentando hacerme dejar las quejas a un lado.

-    Y yo a ti, preciosa.- Me alejé de la misma manera en la que me había acercado.- Te dejo libre, anda, ve a hacer esas cosas de mujeres que no necesitas pero que de igual manera quedarás hermosa.
La niña que me tenía embobado se puso de pie para irse, pero antes de hacerlo se acercó a mí y dejó un dulce beso en mi mejilla.

Joder, como la quería. No me entraba ya tanto cariño en el cuerpo. Y no pasaría de ese día para hacérselo saber. 
Una vez Lina se perdió de mi vista, decidí ir al despacho de papá. Necesitábamos hablar, tenía ciertas cuestiones que dejar en claro con él.

Caminé hasta la puerta correspondiente  y di dos toques con mi puño sobre la madera, esperando su respuesta.

-    Adelante, hijo, puedes pasar. – Sonreí por saberlo conocedor de que era yo quien tocaba y deslicé ambas puertas corredizas para cada lado, adentrándome en la oficina casera de mi progenitor.