Capítulo 38

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Al llegar a la escuela, yo iba detrás de Mon a paso veloz, pues ella iba tan enojada que hasta me daba miedo detenerla y que me gritara o incluso me golpeara.

—¿Quién fue el imbécil? —me dijo deteniéndose en medio del campus.

—Mon, no vale la pena. Mejor vámonos…

—Dímelo, Ash, él se merece una golpiza.

—Pero no puedes dársela tú, él me golpeó. No creo que vaya a hacer una excepción contigo.

—Aun así, no puede golpearme, ni yo a él, pero aun así se lo merece.

Miré detrás de ella y para mí muy, muy mala suerte, venía hacia nosotras.

—Creo que debemos irnos…

—No, Ash, no nos iremos de aquí hasta que me digas quién es el imbécil.

—Mon de verdad… no lo vale.

—Sí, lo vale, no te quedes callada.

—Pero no es bueno hacer un escándalo por algo así.

—Hola hermosa.

Cerré mis ojos al ver que Mon se daba la vuelta.

—¿Y tú quién eres y por qué le dices así?

—Soy su novio. Déjame me presento —lo interrumpió.

—¿Novio? —me miró.

—¿Qué sucede aquí? —vi que Ángel y Alfredo aparecían.

—Mon, cálmate —la alejó Alfredo de Oswaldo.

—Sí, quítenme a esta loca —Alfredo, al tener a Mon entre sus brazos, miró a Oswaldo tan mal.

—Mon, cálmate, ¿qué es lo que pasa?

—Lo que pasa es que ese idiota abusó de Ashly, la comenzó a besar y a tocar, ella no quería y él lo hizo.

Hubo un silencio tenso, la gente alrededor estaba atónita ante la revelación de Mon. Los ojos de Ángel y Alfredo se dirigieron hacia mí, sintiendo la vergüenza y la exposición de mi situación.

—¿En verdad te hizo eso? —me preguntó Ángel, su mirada buscaba respuestas.

—Yo no le hice nada, ella me lo pidió —se defendió Oswaldo, con una actitud arrogante.

—Claro que no te pidió nada…

—Mon, vámonos ya.

Le susurré, tratando de evitar que la situación empeorara. La gente seguía mirando y comentando, y yo solo quería salir de ahí.

—No… sabes qué, te iremos a denunciar.

—No me pueden denunciar si yo solo obedecí, ¿o no, Ashly?

—Yo nunca te pedí que fueras detrás de mí.

—Sí lo hiciste.

—No lo hice.

—Si ella dice que no, es un no, idiota.

—Bien que lo disfruto.

Al escuchar esas palabras, el enojo me invadió, así que le solté una cachetada. Él me miró y se acercó a mí; como pude retrocedí, me dio miedo que me fuera a golpear.

—No vuelvas a pegarme —agarró mi mano con tanta fuerza que me lastimó.

Tragué saliva y otra vez no pude moverme del miedo. Mon lo empezó a empujar, haciendo que me soltara; Mon le soltaba manotazos, haciendo que él se molestara, lo pude ver en sus ojos.

—¿Qué sucede aquí? —volvió a preguntar Ángel, acercándose junto a Alfredo.

—Mon, cálmate —repitió Alfredo, intentando contenerla.

—Sí, quítenme a esta loca.

—Mon, cálmate, ¿qué es lo que pasa?

—Lo que pasa es que ese idiota abusó de Ashly, la comenzó a besar y a tocar, ella no quería y él lo hizo.

La situación se volvía más tensa. Mon estaba furiosa, yo me sentía avergonzada y asustada, y la gente seguía observando. Hubo un silencio increíble; todos se miraban entre sí y luego me miraban a mí. Sentía la vergüenza. Tenía miedo de que pensaran cosas de mí… me sentí muy juzgada.

— ¿En verdad te hizo eso? —me dijo Ángel. Lo miré y no sabía qué decirle— Dime, Ashly… ¿Te tocó sin tu consentimiento?

— Yo no le hice nada, ella me lo pidió.

— Tú cállate —le gritó Mon.

— Ash… —Lo miré y negué con la cabeza… no quería decir nada.

Pero eso no le bastó. Agarró mi mano y me alejó de toda la gente, llevándome a las canchas de fútbol, que era el lugar más cercano.

— ¿Qué fue lo que pasó?

— No pasó nada…

— Ashly —lo miré y se notaba tan enojado— ¿Él te hizo algo?

— No, no me hizo nada…

— Y lo que dijo Mon entonces es mentira.

— No quiero hablar de eso…

— Si él te hizo algo, no se puede quedar así. ¿Por qué no me lo quieres decir?

— Porque no quiero que pienses mal de mí —dije entre lágrimas; no aguanté más.

— ¿Mal de ti?, ¿a qué te refieres?

— No quiero que pienses que fui yo la culpable de que él me besara, de dejarme tocar por él…

— Jamás pensaría eso de ti —sentí cómo sus brazos me rodearon y yo le acepté su abrazo.