Capitulo 52

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Ángel

Después de un rato, llegamos a su departamento. Me estacioné frente al edificio, y ella solo se bajó del auto, bastante molesta. No sabía qué hacer; me sentía tan extraño al no escuchar su voz…

—Gracias.

—Espera…

—Ni una sola palabra, Ángel —cerró la puerta dejándome solo.

Vi cómo se iba alejando, y hasta que la perdí de vista, maldije por lo bajo. No podía creer que nos hubiéramos peleado por una estupidez, porque realmente lo era.

Decidí marcarle a Alfredo para ver qué debía hacer. Él era experto en cabrear a las personas, así que un consejo suyo no me vendría mal.

—Amigo, necesito un consejo.

—¿Qué pasa?

—Ash se enojó conmigo… Estoy fuera de su departamento, solo que no sé si ir con ella o mejor darle espacio.

—Bueno, amigo, en las películas siempre que pelean, uno va a pedir perdón luego, luego, y el otro admite su error. Son nuevamente felices y cogen.

—¿Qué…?

—Sí, hermano, siempre termina en sexo, una pelea. Es tu oportunidad para… —Lo interrumpí de inmediato. No sé cuándo iba a entender que no quiero a Ash para tener sexo.

—Vale, tus consejos no están tan padres. Luego hablamos.

Le colgué la llamada, y en cierto punto tenía razón. En todas las peleas siempre pasaba eso. No quería arriesgarme, pero tampoco quería pelear con ella.

Subí a su departamento, y antes de tocar la puerta me detuve al escuchar gritos dentro de este.

—¡PUES, QUE TE VALGA! ¡ES MI MALDITA VIDA, ANA!

—SI PAPÁ Y MAMÁ SUPIERAN QUE ANDAS DE ARRASTRADA, JAMÁS TE LO PERDONARÍAN.

—COMO SI DE VERDAD ME IMPORTARA LO QUE DICEN DE MÍ, NO SOY TÚ.

—¡VETE A LA MIERDA, ASHLY!

—¡POR SUPUESTO QUE SÍ! ¡JÓDETE!

No pude oír más porque decidí mejor irme. No era buen momento para hablar con ella, así que decidí mandarle un mensaje. Siendo honesto, me dio mucho miedo entrar y que me lanzara algo.

_Ash, te espero mañana en la biblioteca para poder hablar las cosas, por favor…_

_No me gusta estar peleando contigo._

No recibí ninguna respuesta más que un estúpido visto, solo esperaba que mañana fuera.

Me fui a mi casa, y como pude, me dormí. Había sido un largo día en el cual pasaron varias cosas en las que no estaba para nada contento con estas.

Me levanté algo cansado, pues no había podido dejar de pensar en Ashly, así que fui a bañarme, me vestí y fui directo a la escuela. Ash no había ido a esta clase, lo cual se me había hecho bastante extraño. Nunca faltaba a clase, menos cuando eran repasos para el examen final.

Pero al final llegó a las últimas dos, y me volví a voltear a verla. Eso para mí significaba que podíamos arreglar las cosas, así que estaba feliz por eso.

Sonó la campana para salir del salón, y vi cómo agarraba sus cosas y salía corriendo del salón. Yo agarré las mías y fui directo a la biblioteca para esperarla en la entrada, pero no la veía por ningún lado, ni siquiera la pude ver dentro de esta. Esperé un rato, incluso le mandé mensajes, y no llegaba, ni me respondía.

—Hermano, no va a llegar.

—Sí, vendrá.

—No, pelearon, y eso obviamente le molestó. Dale su tiempo.

—No quiero estar peleado con ella.

—Dale su tiempo. Vente, vamos con los chicos, ella no va a venir.

—Iré a ver a la alberca, seguro está…

—No, amigo, acaban de cerrar la puerta porque empiezan los entrenamientos para la competencia.

—Entonces…

—Ven, vamos a comer algo.

Estuve un rato mirando la televisión en mi habitación. Me cansé de mandarle mensajes a Ashly y que ninguno se dignara a responder.

Así fueron estos días, no sabía nada de ella. Solo la miraba en la clase, centrada en sus cosas. Me dolía verla desde lejos y no estar a su lado para poder apoyarla en lo que sea que estaba haciendo.

Pero mi última oportunidad era ir a verla en la competencia. Por ser de la escuela, podíamos asistir, y claro, iba a hablar con ella.

Creo que era mi última oportunidad, y espero que saliera bien. Necesitaba arreglar esto, pero ya. Me dolía más de lo que pensaba; mi cabeza no dejaba de pensar en que la necesitaba.

Por eso mismo no volví a enamorarme. Era muy feo depender de una persona así, pero no podía hacer nada. Con ella me sentía bien, y quería estar con ella todo el tiempo. Me sentía muy bien a su lado, y que de repente se alejara me dolía mucho.

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