Capitulo 33. El tren automático

Esmeralda

—No te preocupes, ya lo hemos visto por eso estamos aquí.

—Si no para de llover ¿tienes pensado donde hacerla?—Me preguntó Mar.

—Os mandare la ubicación si no para, si el cielo se despeja ya sabéis donde ir—Dije yéndome con mi paraguas.

No era muy sociable, nunca lo he sido, pero con Arún, era diferente. Mar y Arún eran los pequeños del grupo, y quería hacerle una fiesta sorpresa a él ya que él organizo la mía.

—¿Dónde está?—Sabia que trabajaba en la estación de trenes, pero no lo veía, era conductor de trenes y sabia que el suyo llegaba a esta hora más o menos, pero no lo vi. —Disculpe, el conductor de este tren ¿sabe dónde está?

—Este tren va sin conductor, es de los modernos—Me contesto el señor.

—Gracias.

No me cuadraba nada, ese era el tren que usualmente Arún conducía, mire a mi alrededor y no lo veía por ninguna parte, a mi lado había un espejo y me vi en él, llevaba mi paraguas verde en la mano, con un abrigo morado y verde que no dejaba ver lo que llevaba puesto, me puse mi clip bien ya que mi pelo rizado no se aguantaba muy bien y ahí lo vi, Arún.

—¿Esmeralda?—También me vio.

—Arún, estas aquí.

—Solo he venido a por mis cosas.

—¿Te han despedido? ¿Quién te ha despedido? Le voy a decir unas cuantas palabras. ¿Sabes? Lo positivo de mi trabajo es que se como observar a la gente para sacarle los trapos sucios.

—No, no, tranquila, no hace falta que hagas eso, me han trasladado a otra estación, sigo siendo conductor de trenes, pero no sé hasta cuándo.

—¿Por qué no sigues con este?

—Porque los están poniendo todos en automático, ya hacía tiempo que querían hacerlo, a partir del 2030 ya se lo estaban planteando pero ahora van en serio. Mientras que haya trenes manuales hablan conductores como yo pero no vamos a durar mucho.

—¿Y no podéis quejaros?

—¿De qué? Los trenes automáticos significan el futuro, avanzar como humanidad—Dijo mientras se sentaba en uno de los bancos que había.

Mirábamos como la gente subía al tren automático sin pararse a pensar que gracias a esos trenes muchos trabajares se quedarían sin trabajo.

—La humanidad parece avanzar pero nos estamos volviendo muy dependientes de las nuevas tecnologías.

—Eso ya viene desde hace años, eso no es de ahora, habrá un momento en que nos daremos cuenta de lo que estamos haciendo pero ya será tarde.

—¿Que tiene de especial la tecnología? ¿Nos hace la vida más fácil? Somos unos perezosos que lo queremos todo ya.

—El tren automático… tiene un GPS incorporado vía satélite, es dos veces más rápido y preciso que los trenes manuales, y eso a la gente le gusta.

—Bueno—Me levanté. —Tengo cosas que hacer, quedamos a las 15:00 en el parque del bosque ¿verdad?

—No faltaría—Chocamos puños.

—Pues hasta luego, ven con hambre ¡eh!

—Descuida, a las 15:00 voy a tener hambre, no lo dudes. Adiós.

Salí de la estación viendo como Arún miraba el tren que se iba. Había encargado un pastel rectangular con una foto en la parte superior, era su primera foto como conductor de su primer tren, hace dos años.

—Hola, soy Esmeralda, vengo a por el pastel que encargué.

—Luis, el pastel 88 ¿Dónde está?

—En la nevera de arriba.

—Ahora se lo bajamos.

—Gracias—Miraba la pastelería, habían miles de pasteles, galletas, tartas de diferentes formas creativas, esa pastelería también era una cafetería, y estaba modernizada.

Los clientes se sentaban y la mesa en si era la carta, con la mesa táctil escogías tu pedido y les llegaba a los cocineros o a los camareros, y te servían casi al momento, luego para poder comer tranquilamente la mesa se giraba con tal de que la parte táctil se quedase abajo y la parte normal arriba.

—Mira que ingenioso, una mesa táctil para los pedidos—Escribí por mensaje.

—Vaya, la tecnología va avanzando poco a poco Jajajaja—Contestó.

—Pronto también van a ser substituidos por la tecnología, como vosotros, no eres el único que va a perder el trabajo.

—Gracias por detallármelo.