¿Mandando mensajitos a mamá?

El profesor de matemáticas recorría la pizarra con tiza en mano, escribiendo fórmulas mientras anunciaba que en unos días tendrían un examen importante.

Paulina y Susana tomaban notas, concentradas en cada palabra que salía de su boca. Ambas sabían que ese examen sería clave para mantener sus notas en orden, así que no perdían ni un segundo en distraerse.

Sin embargo, al otro lado del aula, Ainoa estaba en su propio mundo, completamente ajena a la clase. Con la cabeza agachada, sus dedos volaban sobre la pantalla de su móvil, chateando con su nuevo ligue. Sonreía de vez en cuando, completamente desconectada de lo que ocurría a su alrededor. Para ella, las clases eran solo una molestia entre los momentos interesantes de su vida.

Cuando el profesor finalmente dio por terminada la clase, diciendo que era hora de repasar para el examen, Ainoa cerró su móvil de golpe y se levantó de su pupitre de forma despreocupada. Mientras sus compañeras recogían sus cosas, Ainoa se dirigió directamente hacia Paulina, que en ese preciso instante estaba enviando un mensaje de audio a su madre.

—¿Mandando mensajitos a mamá? —preguntó Ainoa con tono burlón, arqueando una ceja mientras se apoyaba en la mesa de Paulina.

Paulina levantó la mirada sorprendida, sin esperarse esa repentina atención por parte de Ainoa. No sabía qué le incomodaba más: el hecho de que Ainoa la estuviera mirando con esa actitud de superioridad o que la hubiese pillado enviándole un mensaje de audio a su madre.