CAPÍTULO 34

Capítulo 34:

Hay que apurarse

STEPHANIE

Sé que el momento está por llegar cuando Freya y Micaela se preparan, mientras que Josie y Lizzie comienzan a crear una barrera de protección hacia nosotros, los ataúdes y el terreno. Por momentos, me siento segura, ya que la magia de Lizzie y Josie es poderosa y sé que nunca me pondrían en peligro. No conozco a Freya, pero me está ayudando y eso lo valoro mucho. Ella sabe lo complicado que fue conseguir todos los ingredientes para el antídoto.

Epero y ruego que todo esto funcione. Necesito que así sea. 

—¿Cuánto tiempo tenemos? —le pregunta Micaela a Freya mientras ella prepara todo para el hechizo.

—Puede que una hora —le responde moviendo un artefacto a otro sector—. Asumiendo que vivan tanto.

Hago una mueca con mis labios al escuchar lo que dice.

—¿Tienes todo lo que necesitábamos? —le pregunto.

—Veneno de las siete manadas, junto con la sangre de Stephanie. Infundido por mi magia y amplificado por los Objetos Oscuros —murmura—. Va a requerir de toda mi fuerza y más que algo de suerte, pero debería ser suficiente para fabricar una cura que salve a mis hermanos.

—¿Debería? ¿Qué quieres decir con debería? —le pregunto.

Se supone que todo esto tiene que funcionar. Cuando seguí los pasos de ese estúpido papel, creía que eso salvaría a todos los Mikaelson y que luego ellos me ayudarían a rescatar a Hope. Sin embargo, ahora con lo que acaba de decir Freya tengo la leve sospecha de que eso puede ser que sí como puede ser que no. Todo esto no estaba en mis planes, siempre creí que iba a funcionar, aunque ahora…

—Stephanie —me llama Josie justo cuando escuchamos varios autos entrar a la fábrica abandonada—. Tenemos compañía.

—Deben déjarme ir, por favor —nos pide una bruja que conseguimos—. Si son vampiros, van a matarme.

—Han debido seguirla —dice Freya señalando a la chica—. Lizzie, necesito más tiempo.

—Quédate aquí —me pide Lizzie—. Yo me encargaré de ellos mientras tú te aseguras que todo pase como debe de pasar.

Asiento y ella desaparece en segundos. Luego, me doy cuenta de que Josie tampoco está. Ambas se han ido a librarnos de los vampiros enviados por los Ancestros. Al menos, eso es lo que me había explicado Micaela y Enzo noches atrás.

Observo a Micaela y Enzo hablando de los Ancestros y de los Guardianes, él le está explicando muchas cosas que a mí me ha ocultado. ¿Por qué él puede hablar con ella de todo sin necesidad de ocultarle algo?

—Luego, cuando un cazador guardián muere, va directo a la Corte Celestial —le comenta lleno de seguiridad—. Creía ser un simple mundano, pero no lo soy.

Micaela sonríe y luego niega.

—¿Qué problema hay con ser un simple ser humano, Enzo? —le pregunta ella.

Él solo niega.

—No lo hay, pero… —La mira a los ojos—. Yo ya morí, Micaela. Katherine me arrancó el corazón, pero reviví. Todos pensaban que se trataba por el anillo Gilbert, también lo creía, pero… —le explica tomando las manos de ella—. Eso quiere decir que…

Micaela traga saliva y asiente.

—Ya no eres un cazador guardián. Ahora eres un Ángel guardián —le responde—. ¿Tienes información sobre esos seres?

Mi ceño se frunce al escuchar todo lo que dicen. ¿Esto es real? ¿Realmente se están planteando la idea de nuevos seres?

—Alaric tiene libros sobre esto en la Escuela Salvatore, pero… —Hace una pausa y la mira con seriedad—. Tengo miedo de saber lo que vaya a encontrar.

—Tienes que…

Me aproximo a los chicos y, de inmediato, la escena cambia.

—¿Todo está bien? —Alzo ambas cejas—. Siento que he arruinado algo.

—Para nada. Llegaste en el mejor momento —anuncia Enzo.

—Sí… —murmura Micaela.

—Los Ancestros van a enviar a vampiros para atacarlos cuando llegue el momento, eso los retrazará un poco —explica Enzo.

Micaela asiente más de una vez al escuchar lo que él dice.

—Tienen que tener cuidado. Pero no se preocupen, al parecer, los Mikaelson…