CAPÍTULO 49

Capítulo 49:

Un buen recuerdo

STEPHANIE SALVATORE

Mystic Falls

Detengo la camioneta frente a la reja con con el gran logo que, por mucho tiempo le perteneció solamente a mi familia, y que ahora le pertenece también a la escuela. Caroline y Ric se han encargado de mantener a los seres sobrenaturales en buenas manos. Aquí dentro nada ni nadie les harían daño, ellos están a salvo de cualquier cosa.

—¿Un colegio?

—¿Qué escuela existe para niñas brujas, sifones? ¿O para brujas normales? ¿Hombres lobo, vampiros jóvenes y cualquier otro tipo de creatura sobrenatural? —se atreve a preguntar con un tono serio.

Hago una mueca con mis labios al escuchar lo que preguntan.

—¿Quieres crear un colegio para mis hijas? Según Bonnie, tendré tres hijos, pero yo no lo creo.

—No solo para ellos —murmura Caroline—. Las puertas estarán abiertas para todos aquellos que necesiten un guía, un lugar donde no se sientan diferentes y donde encuentren personas que se preocupen por ellos y los guíen en este camino, donde muchos de nosotros nos perdimos... También será una forma de mantener vivo el legado de Damon y Stefan...

—No sé si lo notaste, pero el legado parece estar más que vivo.

—Lo sé, pero tienes que comprender que no es justo que los demás pasen por cosas como las que nosotros pasamos sin ayuda. Muchos de nosotros nos hemos perdido en el transcurso del viaje —explica Care—. Sí, hay mucho que aprender y enseñarles a estos niños. Tú siempre quisiste ser maestra, Step, la oportunidad está, solo tienes que decir un día y empezarás

—Aún no me he graduado —le recuerdo—, pero cuando ese día llegue. Ya hablé con Ric al respecto. Y sí, es lo que siempre soñé, Care, pero tengo miedo. Ambas sabemos lo que es tener este apellido y sí, hablé con Ric sobre mi nombre de la otra realidad, pero no me gustaría mentirles a los niños. A mí me han mentido por mucho tiempo y sé lo feo que es eso.

Ella hace una mueca con sus labios y asiente más de una vez para darme la razón.".

Las puertas se abren y paso todo el camino hasta llegar a la entrada principal. Me estaciono y bajamos antes de entrar y ver la chimenea encendida.

El lugar es diferente, pero mejor para su nuevo uso, además hay cosas que prevalecen como recordatorio del pasado y eso es lo único que me importa.

—Stephanie, Enzo. —Volteo y encuentro a Bonnie en el pasillo principal—. Me alegro que hayan vuelto.

No puedo evitar sonreír amplia y correr en dirección a mi tía, la abrazo con fuerza y ella se va alejando con cuidado.

—¿Dónde está? —le pregunto.

—En el ala E —dice, y yo asiento.

Le sonrió levemente antes de subir a la segunda planta y caminar directo a la habitación que antes le pertenecía a mi tío Stefan. Abro la puerta y encuentro a Jeremy caminando por la habitación. Me escucha y voltea a verme, me sonríe levemente mientras se detiene.

—Llegas justo a tiempo, no quiere dormirse —murmura, y yo niego levemente antes de caminar hacia ella.

Veo que está un poco cansada, pero la tristeza ya no es tan evidente en sus ojos. Observo a mi amiga con seriedad, ella niega sin poder creer lo que está haciendo ahí. No lo entiende.

—Hola, Hope —murmuro después de acariciar su mano.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy aquí? —me pregunta llena de intriga.

—Tuve que rescatar a mi mejor amiga de las manos de los Ancestros —le explico con diversión—. No te preocupes, todo está bien ahora.

Su mirada me deja en claro que no me cree del todo.

—¿Segura? ¿No vas a hacer una nueva locura de las tuyas? —cuestiona con una leve sonrisa y se sienta mejor para verme—. Sé que algo está pasando y no me lo dices.

Tengo que admitir que el escuchar lo que ella me dice provoca muchas emociones contradictorias en mí, pero a la que decido aferrarme es a la de la felicidad de tenerlos con vida.

—No te preocupes, por ahora todo está bien y eso es lo que importa —digo mirándola con seriedad—. Duerme un poco, ya es demasiado tarde, ¿sí?

Ella asiente y se vuelve a recostar.

Salgo de la habitación junto a mi tío y lo miro con seriedad.

—¿No se lo dirás? —pregunta con un tono serio.

No está orgulloso de lo que haré y no puedo culparlo.

—Ahora no. Ella no puede saber eso.

—Pero ¿se lo dirás en algún momento? Estas cosas no quedan ocultas por mucho tiempo.

Asiento.

—Lo haré, tío.

Nos acercamos y me abraza, no quiero soltarlo.

Tal vez, esta sea la última vez que lo abrace y eso me duele más de lo que podría haber imaginado. Espero y quiero creer que alguien le dirá a Hope la verdad sin tener que ser yo la que lo haga.