Capítulo 19

Después de esta llamada Mary recosto su cuerpo en la pared de aquel pasillo cerrando los ojos, sintiéndose culpable, ansiosa y a la vez cansada ¿Cómo era posible que su vida diera un vuelco tan grande en tan poco tiempo? ¿Cómo era posible que una pequeña mentira, como decir el ser novia de alguien, pudiera tener tanto peso? ¿Cómo era posible que hubieran acabado en eso? Aún podía entender, como algo tan insignificante podía traer tantas repercusiones, además de una enorme mala suerte, puedes desde aquel día todo le salía mal. Desde perder su empleo, comprometerse, casarse , hasta encontrarse con su "padre" .

Sabía que mentir estaba mal, pero era sólo una mentira blanca y era por ayudar a una persona ¿Cómo podía eso ser tan malo? Realmente el cielo no la quería, la tierra la odiaba y el infierno le daba la bienvenida. — sacudió su cabeza sacando esas ideas locas de su cabeza, cuando de repente siente una mano sobre su hombro y al alzar la vista pudo ver al doctor de su madre.

Era un hombre joven y apuesto, también muy profesional en su trabajo, a además de ser muy amigable y era amado por todos en el hospital, mucho más por las enfermeras y algunas doctoras.

— Señorita Mary, un gusto verla.— Le dedica una sonrisa.

Enseguida Mary se endereza.

— Buenas noches doctor. — lo saluda.— Le juro que no estaba dormida. — dice rápida.

Esto, pues ya había pasado varias veces que Mary se dormía en el pasillo o la sala de espera.

Él sonríe ante su afirmación.

— Te creo. — más su sonrisa desaparece rápido. — Mary, necesito hablar contigo ¿Puedes acompañarme a mi oficina?

Ella asiente y lo sigue hasta allí. Ya allí le indicó que se sentará.

— ¿Quieres algo de tomar, aguas, café? — le pregunta una vez se sienta.

— Doctor, ¿Puede decirme ya lo que pasa? Me está poniendo nerviosa. — dice Mary por su actitud sospechosa. — ¿Acaso es por el dinero del tratamiento? — pregunta algo preocupada. — le aseguro que lo voy a conseguir muy pronto, no se preocupe.

Él la mira fijamente con empatía.

— No es por eso, además tu novio ya pago todo. — le asegura.

Mary lo mira con el ceño fruncido.

— ¿Mi novio? — pregunta confusa.

— Si, él hombre quien está charlando con tu madre.

Entonces enseguida Mary entendió todo, esa era la curiosidad que él tenía. Más si el doctor no la había citado por eso entonces...

— Si no es eso ¿Entonces qué pasa? — pregunta confundida.

El doctor respira profundo y toma sus manos entre las de él, lo cual pone en alerta todos los sentidos de Mary.

— Es sobre tu madre — hace una breve pausa. — No podremos practicar la cirugía. — La mira con compasión.

Mary lo mira totalmente confundida y turbada, sin entender a que se refería con esto y de inmediato suelta sus manos y se levanta de la silla.

— No lo entiendo, usted dijo que la cirugía era lo que ella necesitaba y ahora dice que no la hará ¿Por... Por qué? Dijo que necesitaba conseguir el dinero y lo conseguí ¿Qué es lo que falta ahora? — dice con desesperación.

Él la mira con tranquilidad y se mantiene sereno.

— Mary, siéntate por favor. — Ella le hace caso y se sienta. — ¿recuerdas que hace tiempo se le diagnosticó a tu madre cáncer gástrico etapa II? — Mary asiente. — en ese entonces te advertí que si ella no era hospitalizada pronto habrían complicaciones y que la enfermedad podría avanzar sin los cuidados necesarios. — le explica con suavidad.

Mary lo miró con rabia e impotencia, apuntó de llorar.

— ¿Pero que debía hacer? No nos recibirían sin el dinero, y lo que ganaba no alcanzaba para nada, tampoco me daban trabajo en mi área ¿Qué quería usted que hiciera? — dice con frustración.

Él la miró con empatía, al ver el dolor en sus ojos.

— Lo sé Mary, me consta que has luchado mucho por tu madre. — vuelve a tomar sus manos. — Pero el cáncer se ha propagado fuera del estómago hacia estructuras y ganglios linfáticos cercanos, ha avanzado a face III.

Mary bajo la mirada enseguida totalmente angustiada y sin saber que podía hacer.

— ¿Eso que quiere decir? — trato de controlarse las ganas de llorar.

— Debido a la diabetes de tu madre, se nos hace imposible hacer la cirugía, pues hay un alto porcentaje de que muera en quirófano. — le explica. — Pero podemos darle tratamiento, para controlar los síntomas del cáncer.

Mary lo mira totalmente paralizada sin saber que decir o hacer, pero traga en seco y continúa.

— ¿Ósea que esto no la va a curar? — el doctor asiente.— ¿Cuánto tiempo? — Lo mira a los ojos.

Él baja la mirada esquivando la de ella y suelta sus manos, por lo que Mary se prepara para lo peor.

«¿¡Cuánto tiempo doctor!? — pregunta desesperada al ver que no responde.»

— En el mejor de los casos la supervivencia es un 32%. — La mira a los ojos.

— ¿de cuanto? — pregunta algo esperanzada.

Él la mira con algo de pena, sabía lo que todo lo que ella había luchado para sacar adelante a su madre y sabía que este iba a ser un golpe muy duro.

— El índice de supervivencia es de 5 años.

Al escuchar estas palabras sintió su mundo derrumbarse.

— ¿Un a...año y seis meses? — pregunta aún sin poder creerlo.

— En el mejor de los casos. — le recuerda. — lo siento mucho Mary.

Las lágrimas inundaron inmediatamente el rostro de Mary, no sabía que hacer, necesitaba hacer algo — pensó desesperada — debía haber una solución.

— ¿Existe alguna solución? ¿Otra alternativa siquiera? — pregunta con dolor, mientras su voz se quebraba.

— Lo siento Mary, no hay otra solución. — dijo con tristeza.

Ella sólo pudo asentir totalmente desesperanzada. Al salir camino, sin un rumbo fijo, sólo caminando como si ya no tuviese alma y sólo su cuerpo vagará por los pasillos. Camino así por un rato hasta que su cuerpo chocó a con el pecho de alguien más, quien la sostuvo para que no se fuera a caer.

Enseguida Mary se sostuvo de aquella persona se desplomó y comenzó a llorar, mientras está decidió abrazarla y hacer pequeños círculos en su espalda, para calmarla, más ella sólo comenzó a llorar más fuerte.