#34 He vuelto a perder el control

Trinity, 2013

¿Conoces el sentimiento que tienes cuando vas caminando de tu casa a la escuela, pero no logras recordar que hiciste en el proceso? Esto era peor.

Mi corazón quería cortar un agujero a través de mi pecho y fugarse, trataba de respirar pues sentía que me faltaba el aire. Mi visión estaba borrosa, pero poco a poco fui reconociendo mis alrededores. Estaba en el vestidor, empapado en sudor, desorientado. Le tenía sujetada por las muñecas a Stella, estaba pegada contra el suelo y yo estaba sobre ella.

Mi atención se concentraba en su yugular, tan expuesta, tan apetitosa, el ritmo de su corazón me seducía. Estaba tan hambriento, tanto que dolía.

El pecho desnudo de Stella se inflaba como un globo, estaba nerviosa, batallaba para respirar.

Sin soltarla me vi envuelto en un acto de maldad, una aberración. Comencé a lamer su piel, subiendo por su estómago a un paso lento, noté el forcejeo. Respondí con un agarre más fuerte. Su tono era inofensivo, no podía alzar la voz. —Ray. —Repetía mi nombre una y otra vez. —Ray, por favor, detente. —Sus ojos se clavaron en los míos. Fue uno de los actos más excitantes de mi vida. Terminé por llegar a su cuello. —Por favor, detente. —Terminó por llorar. En ese momento estaba listo para morder, seria rápido, mayormente indoloro. De no ser porque una chica se acercó al probador, tocó en la puerta y explicó. —No pueden estar los dos ahí les voy a pedir que se retiren de la tienda. —Por favor, Ray.

Fue como un balde de agua helada. Volví en sí, la lucidez volvía a iluminar mi cabeza. Pude ver a Stella, pude ver lo aterrada que estaba, lagrimas brotaban de sus ojos.  Me pregunté a mí mismo que he hecho. Como es que paso esto.

Vi lo fuerte que le estaba apretando, solté mi agarre y me levanté de encima de ella. Retrocedió a la esquina del probador, sujetó sus piernas, procurando la mayor distancia entre nosotros.

—Lo siento. —Murmuré. Me puse de pie, salí del probador, de la tienda, tenía que volver a casa.