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Esos días tanto Eugene, Travis y todos en casa trataron de alegrarlo todo el tiempo, logrando que el niño sonriera pero siempre asomándose para ver si su madre regresaba. Hasta que un día llegó una caravana y al solo ver una de las carrozas supo el pequeño que su madre había llegado, así que corrió hacia la puerta para ir con su madre.
-Dastan no, no aún- le bloqueó el paso Travis. Logrando que el pequeño bajara la mirada y tocará su rostro.
-Espera a qué Eugene llegué para ir los 3 a darle la bienvenida- dijo Travis lo primero que se le ocurrió para no hacer llorar al niño. El cual desde que tuvo esas marcas se deprimía con una gran facilidad.
-No te pongas así. Sabes que tu rostro suele ser algo que muchos no ven con buenos ojos- lo abrazo y en eso llegó Eugene.
-Vamos a ver a tu madre- sonrió Eugene y los 3 fueron a darle la bienvenida a Giselle como todos lo que estaban en la casa.

-Señora que bueno que ya llego- se oyó la voz de una de las cocineras muy feliz.
-Lo mismo digo Amelie. Extrañe este lugar como si hubieran pasado años que no lo veo- dijo Giselle viendo su hogar con una mirada de cariño. Recordando cuando Antoine la llevo la primera vez y ella se había enamorado del cambio.
-Mami- dijo Dastan sonriendo y su madre lo miro con cariño.
-Mi pequeño- sonrió ella viendo a su hijo.
-¿Giselle como estuvo el viaje?- preguntó Travis cuando ella miraba a los mosqueteros.
-No me quejo. Y antes de que se me olvide les presento al vizconde Gustave de Musset y a sus 2 hijos Eric y Jules- dijo ella con una sonrisa más triste y con eso bajaron los antes mencionados. El vizconde era una persona que se creía más de lo necesario y había heredado lo mismo a sus hijos. Los cuales como el debían estar impecables todo el tiempo y mostrar unos modales exquisitos la mayor parte del tiempo o eso se veia.
-Mi amada Giselle este es tu hogar- dijo el viendo el lugar. El cual tenía un gusto muy sencillo pero algo elegante, además de que al solo ver empezó a ver qué cambiar para que sea digno de el.
-Si, estas eran las tierras que eran de mi difunto esposo- dijo ella aunque ella quería decir "de mi Antoine".
-Que lugar tan pequeño- se quejo uno de los niños del vizconde. El cual era el mayor y más parecido a su padre, Eric.
-Puede que sea pequeño pero es muy especial para Giselle- dijo Gustave pidiéndole a su hijo que aún no era hora para quejarse.
-A mí me gusta- dijo el menor Jules. El cual era de los 3 el que más tacto tenía con las personas todo el tiempo.
-Les presento a todos los que laboran aquí y ellos 2 son Travis y Eugene, unos amigos de la familia. Y este es Dastan- sonrió Giselle cambiando el tema.
-¿Amigos de la familia?- preguntó serio al ver a los mosqueteros de civiles.
-Tenga cuidado, que somos de la guardia de su majestad- le advirtió Travis.
-Mosqueteros como tú difunto esposo. Que novedad- dijo asqueado.
-Bajele. Puede que estemos fuera de servicio, pero aún somos mosqueteros- dijo Eugene serio. A ninguno le estaba cayendo bien el vizconde.
-Esta es mi casa. Ustedes son los que la invaden- siguió Gustave.
-Usted no tiene ningún derecho ante está propiedad. Está propiedad es de los Teyssier- dijo Travis serio viendo a Dastan.
-¿Este monstuo es el dueño de está propiedad?- dijo Gustave viendo a chico como si no fuera alguien importante, el cual al oír eso bajo su rostro y escondió su lado malo.
-Es mi hijo y si no sabes si historia será mejor que no digas eso- demandó Giselle ya asqueada por su marido. Y extrañando aún más a su Antoine.
-Si fuera parte de tu familia debía ir a la boda- dijo Gustave enojado de que Giselle hablara.
-No metas al niño en esto. Habían motivos de por medio que nadie aquí podía cambiar- dijo Eugene escondiendo detrás suyo a Dastan y Travis apoyándolo.
-Eso no es un niño.
-Ese niño es mucho mejor persona que lo que tú y tus mocosos son juntos- explotó Eugene.
-Mira quien lo dice- río Gustave.
-Puede que no tenga un título como el tuyo pero al menos…- Nunca serás mi padre- ahora explotó Dastan interrumpiendo a Eugene y se marcho a su cuarto.

Después de eso, la familia se dividió en 2. Cosa que todos esperaban. Giselle y su hijo, y el vizconde y sus hijos. Solo viéndose para comer y por el simple hecho de vivir juntos. Pero los niños compartían las clases que Travis le impartía a Dastan y en el caso de las de Eugene los hijos del vizconde no querían ni ver un arma. Lo que hizo que esa clase fuera excusivamente para Dastan y gracias a cómo lo veía su padrastro como alguien débil, decidió aplicarse lo más que pudo y hasta llego el punto en qué Travis empezó a ayudarles.