Capítulo 5

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—𝓒.𝓑─

«Se acerca el baile de Navidad, constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo desean pueden invitar a un estudiante más joven... Será obligatoria la túnica de gala. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien... El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire. Pero eso no quiere decir, que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Sería una vergüenza si algún alumno de Slytherin deja en mal lugar al colegio, no me sorprendería que los de las otras casas aprovechen la oportunidad para ser unos completos cavernícolas. Así que sólo les pido eso, compórtense.»

La voz de Snape, al anunciar el evento que tendría lugar en Hogwarts durante las fiestas, seguía resonando en mi mente desde que nos lo comunicó la noche anterior en la sala común. La pregunta que martilleaba mi cabeza era: ¿con quién debía asistir?

Los días siguientes fueron un completo caos.

—Nunca había visto a tanta gente apuntándose para pasar las Navidades en Hogwarts —oí decir a Blaise Zabini mientras nos dirigíamos al Gran Comedor.

Había entendido que Blaise siempre pasaba la Navidad en Hogwarts, en parte porque la alternativa era regresar a casa con el nuevo esposo de su madre, y esa idea no le resultaba agradable en lo absoluto. Siempre había formado parte de una exigua minoría que optaba por quedarse en el castillo durante las festividades.

Daba la impresión de que todos los alumnos de cuarto año en adelante se quedarían en Hogwarts, y la emoción por el baile que se avecinaba llenaba el aire. Las chicas, en particular, parecían estar obsesionadas con el evento. Reían y susurraban mientras caminaban por los pasillos del castillo, se reían cuando los chicos pasaban a su lado, compartían ideas sobre sus atuendos para la noche de Navidad...

—¿Por qué siempre van en grupos? —se quejó Harry después de cruzarse con una docena aproximada de chicas que se reían y lo miraban—. ¿Cómo se supone que uno debe acercarse a hablar con alguna si están en manadas?

Comencé a arrepentirme de seguirlos después de terminar mi desayuno. Ambos se veían tan pálidos que parecía que la comida se les había echado a perder.

—¿Tienes pensado intentar algo, Camila? —preguntó Ron—. ¿Alguna idea de a quién le gustaría ir contigo? ¿Podrías ayudarnos a acercarnos a alguien?

Nadie mencionó específicamente a quién se referían, pero estaba claro que estaban hablando de la posibilidad de conseguir una cita para el baile.

—Apenas conozco a alguien... —respondí sinceramente.

Harry no dijo nada, pero su expresión dejó claro que él tenía en mente a alguien a quien le gustaría invitar al baile. Cho Chang era su nombre, y Harry hablaba de ella con admiración. Ella era mayor que él, hermosa, talentosa en el quidditch y apreciada por muchos en Hogwarts.

Ron también parecía entender los pensamientos de Harry.

—Mira, no vas a tener ningún problema. Eres un campeón. Acabas de burlar al colacuerno húngaro. Me apuesto a que harían cola para bailar contigo.

Luego, me miró esperando que también le diera ánimos.

—Por supuesto que sí, Harry. No te preocupes, estoy segura de que muchas chicas estarían encantadas de bailar contigo. Serás el centro de atención en el baile —dije, ofreciéndole una débil sonrisa de aliento.

Ron, Harry y yo continuamos nuestra conversación mientras caminábamos por el castillo. Ron me mantuvo al tanto de las chicas que habían invitado a Harry al baile, y Harry parecía sorprendido por la cantidad de invitaciones que había recibido. Mientras tanto, algunos compañeros de mi casa me reclamaron como parte de su grupo, invitándome a pasar más tiempo con ellos. La amistad recientemente reanudada entre Ron y Harry se estaba fortaleciendo.

—No pienso ir con nadie de tercero, estás demente si crees que lo haré —oí quejarse a Draco mientras metía una gran cucharada sopera repleta de caldo a su boca. Su ceño se encontraba fruncido y sus hombros tensos. Blaise no paraba de presionarlo para saber quién era su pareja al baile.

—Dios santo, ya cállate —exclamó Pansy, agotada por la insistencia de Blaise, y luego metió un trozo de pan en su boca, forzándolo a callar.

Una risa contenida se escapó de mis labios al presenciar su interacción. Al principio, pensé que sería complicado integrarme en el grupo más intimidante y odiado de Hogwarts, pero resultó ser todo lo contrario; fueron increíblemente acogedores y me hicieron sentir parte de ellos casi de inmediato. Blaise me miró momentáneamente debido a mi risa continua.

—¿Y tú con quién irás, Cami...

Mi mano se desplazó rápidamente hacia los panecillos, y el moreno abrió los ojos sorprendido, forzándose a callar y a no seguir preguntando sobre el tema. Temía que lo hiciera, la idea constante de ir sola comenzaba a molestarme. En fin, los días restantes parecían pasar más rápido de lo normal; las clases y las comidas resultaban tan aburridas que todo parecía transcurrir en un solo día.

Harry me comentó que Rita Skeeter apareció en la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas (la misma clase a la que llegué) y trató de sonsacarle información a Hagrid, pero falló en el intento. Aun así, logró convencer a Hagrid de hablarle sobre sus criaturas.

—No parecía muy interesada en criaturas mágicas, en realidad —nos contó Hagrid durante la última clase del trimestre, cuando le preguntamos cómo le había ido en la entrevista con Rita Skeeter.

Para alivio de todos, Hagrid abandonó la idea del contacto directo con los escregutos, y aquel día nos refugiamos simplemente detrás de la cabaña, sentados a una mesa de caballetes mientras preparábamos una selección de comida fresca con la que tentar a estas criaturas. El escreguto de cola explosiva es una criatura híbrida creada por Hagrid, resultado del cruce entre Mantícoras y cangrejos de fuego.