Capítulo 117: Raz Al”Nar entra en combate.

El General Raad ordena el despliegue de toda la artillería y la movilización de la infantería mecanizada conformada por tropas de asalto y mechas armados así como todos los demás carros de combate, la marina de Raz Al”Nar recibe la orden de bloquear la salida fluvial del Rio Yezad para impedir cualquier salida y esperar sin aún saberlo, a la flota del norte que supuestamente estaba dirigida por el Mayor General Malik, pero que estaba realmente comandada por el Contralmirante Rafel se dirigía a toda prisa para prestar ayuda a Nol”Har. El pequeño pero bien disciplinado ejército de Raz Al”Nar comienza a invadir con mucha eficiencia los pueblos al sur de la capital del reino y los informes no tardaron en llegar a Nol”Har. Un mensajero se presenta apresurado ante el General Joab y Maya que a su vez estaban con todo lo que aun se podría considerar que era el alto mando.

─General Joab, tenemos informaciones que hay ataques por el sur, son tropas del condado de Raz Al”Nar, están tomando prisioneros a todos los guardias reales y están cayendo las posiciones.

─Me lo imaginaba, ese gordo Conde se iba aliar con Ismail ─refunfuñó con molestia.

Abner solo comentó al mirar el mapa donde tenían su teatro de operaciones:

─Estarán pronto aquí. Tenemos que reforzar las defensas del sur.

Maya solo comenta.

─¿Por qué nos traicionó?, él no es un mal hombre.

─Majestad ─interviene Nadeem─, afirmo con toda seguridad que está influenciado por Ismail.

─¡Pero prácticamente tenemos acorralado a Ismail!, ¿tanto así decide intervenir por su amigo?, Lo siento por Shauri, pero su padre ahora es mi enemigo, decidió su bando.

Y mirando a Joab le pregunta.

─¿Podrían entrar en nuestra ciudad?

─No si antes puedo impedirlo ─contestó Joab─, ¡Majestad! estos están bajo las órdenes del General Raad, conozco como son sus tácticas, sé como enfrentarlo, tenemos unos comandos de reserva y unos equipos mecanizados que podemos desplegar para frenar su avance, estimo que deben ser como dos mil hombres y quizás pueda reunir unos centenares pero conocen el terreno y la zona.

─General Joab ─intervino Abner─, deje que yo comande esta operación.

─Lo siento General Abner, pero su deber es proteger a la reina, soy el jefe del Tzaring y quizás al verme a mi al frente lo pensarán los hombres de Raad, yo fui su profesor en la academia y sé mucho de esa ciudad y quizás lo haga desistir de sus intenciones, aquí prela la experiencia y Raad al verlo a usted que es más joven no le tendrá el mismo respeto que me tendría a mi ─y mirando a Maya le solicita─: Majestad, déjeme ir, esto me toca a mi.

Maya observa y al ver la firmeza del viejo general en su decisión asiente con la mirada pero le advierte.

─General Joab, usted es un estratega que no me puedo dar el lujo de perder, pero creo que no hay mas nadie capacitado para esto, la amenaza de Josías no debo subestimarla, usted es la persona idónea para frenar este ataque.

Joab se levanta de su asiento y haciéndole una reverencia a Maya le contesta:

─Juré defender la casa Khandir hasta la muerte, me toca, así que cumpliré.

─General Joab, por favor, ¡regrese vivo!

Abner acompaña a su jefe para ayudarlo a movilizar tropas, Maya se queda viendo como ambos hombres salen por la puerta de la sala de operaciones, todos los demás se quedan mirando a Maya que ya no tenía cara de dudosa, pero ella no tenía un buen presagio de lo que podía pasar, ella trata de mantener una compostura de seguridad pero por dentro también piensa en su amiga Shauri.

«Shauri, ¿qué habrá pasado contigo?, quisiera saber si aún podría hacer cambiar de opinión a su padre».

El general Joab se lleva de la reserva un pequeño contingente de mechas e infantería de la guardia real y ordena a las tropas que aún están en vanguardia que se retiren y tengan un punto de encuentro en medio de la carretera que comunicaba a ambas ciudades, la cual sería un punto obligado de paso para las tropas del General Raad.

El General Raad ordena a su vanguardia avanzar de forma implacable y van tomando pequeñas ciudades y puntos de control sin resistencia alguna ya que los guardias reales se habían replegado por orden de Joab.

─Abandonaron todo, sin dudas están temerosos ─comentaba el General Raad a medida que iba avanzando con sus tropas en medio del desierto.

─General, ya revisamos el siguiente pueblo, la gente nos dice que salieron corriendo ─reportó un subalterno.

─¿No han tomado prisioneros?

─¡No señor!

─Pues sigamos avanzando, es obvio que tienen miedo de nosotros, pero quiero tomar Nol”Har antes que Ismail.

Pero el General Joab y una compañía de la Guardia Real se estaban atrincherando en un pequeño poblado. En medio de la nada y entre ambos ejércitos estaba una pequeña ciudad, la población de Al Qurma, rodeada por unas colinas de la cual eran unas escasas fuentes de agua necesarias para el avance de Raad, pero que las tropas de Joab aseguraron antes y este sería el lugar de la batalla. Joab con unas naves de transporte que tenía, pudo trasladar tropa y prepara las defensas de la ciudad.

─Capitán, quiero que en ese puente plante un puesto de avanzada al otro lado, y al puente lo llene de explosivos, las tropas de Raad deben pasar por él, pero a la vez no quiero destruirlo, si y solo si es necesario y perdemos la posición lo destruiremos.

─General Joab, el problema es que estamos rodeados por esas colinas al otro lado del puente, y dicen los informes que vienen con artillería, podrían plantar sus baterías en las posiciones altas donde tiene una buena perspectiva y pueden bombardear nuestras posiciones en el poblado.

─¡Correremos el riesgo! ─dijo el General Joab─, resistiremos aquí, pero los detendremos en este lugar.

Los hombres van y hacen lo que el General Joab ordena, Joab nota la desventaja táctica del terreno y lo único que tenía era realmente el embudo del único puente sobre el lecho profundo de un rio seco que era una barrera natural.