40. "Ni fuego, ni cenizas"

Mucho ruido entre esos dos y de pronto algo se quebró en el piso. Abrí los ojos de inmediato y me senté en la cama. El recuerdo de anoche llegó de como una cachetada a mi mejilla. Lleve las manos a mi cara, escondiéndola con frustración, ¿Que pretendes, Jaiden? ¿Qué vuelva contigo después de todo el daño? No soy tan estúpida para volver con él. No caeré en falsas promesas. Por primera vez soy consciente de que la promesa que vale, es la que surgió hace años en un aeropuerto. No comprendo cómo hace un año Ethan me marcó con toda su dulzura. Nunca me alejé de él y no lo haría ahora que dejé de temerle a las segundas oportunidades. Jaiden no se interpondrá en mi vida, no lo permitiré.

Me levanté de la cama con los ánimos caídos y fui hasta el armario. Me coloqué una camiseta holgada, unos tenis deportivos y un short. Salí de la casa apresurada, sin llamar la atención de ellos. No quería verlos y tampoco estropear su pequeña discusión. Di grandes pasos y salí de casa, juntando lentamente la puerta. Miré el sur y comencé a caminar con tranquilidad. Me percaté de tanta vegetación despoblada. Aquí sin dudas me pueden secuestrar, sin dejar ningún rastro. Me dio un poco de pavor pensar en ello.

Al cabo de veinte minutos ya estaba exhausta, pero ver casas a lejos me entusiasmo. Después de caminar algunos kilómetros descubrí que eran un pueblo. Sin más, al llegar al centro de la plaza que tiene, me senté sobre una banca que daba vista a una pequeña laguna con patos. No hubo un solo segundo el que no esté sucumbida en mis pensamientos. Recordé a Jaiden. Joder, no tenía que haber aparecido.

—Lindo paisaje —La voz de una mujer captó mi atención.

Salté de mi asiento y volteé, sorprendida. Hallé una anciana tejiendo una bufanda.

—Sí, es lindo —Sonreí.

—Este es el mejor lugar para pensar y meditar un poco. Aunque... —suspiró—, personas como yo solo quieres desaparecer conflictos familiares —En sus ojos noté un poco de tristeza—. ¿Qué hay de ti?

—Solo camino para sacar cosas de mi cabeza, como problemas amorosos —Reí bajito—. Aunque, llegué acá y estoy sentada con usted por primera vez.

Hubo en silencio y en eso, me quedé observando la mamá pato con sus crías en el agua. A veces deseo ser un pato para tener problemas de pato y no problemas de gente.

—Cuéntame —Aquello llamó mi atención y la abuela sonrió—. Perdón, pero a veces una anciana es muy sabia. Tal vez pueda darte un consejo. Bueno, si solo quieres.

No me armé de valor para decirle mis cosas, aunque...

—¿Que dice si ambas nos sinceramos? No nos conocemos y a veces creo que es bueno hablar las cosas con alguien —Le propuse al mirarla y ella me devolvió el gesto con una sonrisa.

—Bien, solo si tú empiezas.

Yo acepté con una sonrisa.

—Aquí vamos —Murmuré—. Tan solo ayer me di cuenta de que amo a mi mejor amigo y por la noche me enteré que mi exnovio aún siente cosas por mí. Él quiere volver a verme, pero yo no quiero hacerlo, no puedo. Él hace tan solo un año me engañó con otra mujer.

—¿Y tú, sientes algo aún por él? ¿Dolor? ¿Cariño? —Preguntó, dejándome pensativa.

—Nada, absolutamente nada. Logré olvidarme de él, y aunque tardé en hacerlo, fue la mejor decisión. Mi mejor amigo, ha sido siempre lo que he esperado y lo amo mucho —Confesé enamorada.

—El consejo que puedo decirte jovencita es que tienes que decirle a ese chico que ya no existe más algo entre ustedes. No dejes que tu exnovio, se interponga entre el chico que amas y tú. Mientras más rápido lo hagas, será mejor para ti y para él. La persona que te hizo daño de esa manera, es porque nunca te quiso realmente —Escuchaba atentamente cada palabra. Todo era cierto, Jaiden puede que nunca me quiso realmente—. Mi esposo que en paz descanse jamás me hizo daño, él realmente me amaba.

Asentí, entiendo su punto de vista. Ethan nunca me ha hecho daño de esa manera. Por eso mismo, necesito hablar con Jaiden y hacerle entender la situación. Debo cortar esto de raíz. No quiero que él interfiera en lo que yo y Ethan tenemos.

—Gracias. Creo que ahora sé lo que debo hacer —Comenté y de pronto hubo un silencio—. Es su turno.

—No es algo que se pueda arreglar, pero igual te lo diré, jovencita —Tomó un pequeño bocado de aire—. Se trata de mi hijo y mi nieto, nunca tuvieron una muy buena relación... A medida que pasó el tiempo, mi nieto creció y mi hijo lo mando a estudiar afuera del país, lamentablemente mi pequeño tuvo que aceptar. Cuando volvió repentinamente por unas cosas, encontró a mi hijo con otra mujer. Mi nieto enojado dejó su carrera para no darle el gusto a su padre y desde entonces no lo he vuelto a ver, solo recibo llamadas de él, pero nada más. Lo extraño, es mi pequeño favorito —Confiesa triste.

El corazón se me encogió al ver a la pobre abuelita con las lágrimas a punto. La abracé olvidándome que era una desconocida. Ella se desmorono en segundos.

—Gracias —La abuelita susurró al alejarse de mí—. Necesitaba un pequeño abrazo.

—A veces es necesario.

El teléfono repentinamente sonó en mi bolsillo derecho y recordé al instante a Ethan. Lo saqué rápidamente, miré la pantalla "Victoria" Rodé los ojos en seguida, no era lo que esperaba. Ya debe estar teniendo un ataque de pánico por no encontrarme por ningún lado.

—Creo que tendré que irme —Me levanté del banco—. Gracias por todo. Espero verle de nuevo.

—Eso espero jovencita, fue un gusto hablar contigo—Expresó.

—El gusto es mío —El teléfono no paraba de sonar—. Lo siento, mi prima. Me hubiera encantado seguir charlando con usted, pero es mi prima y es una odiosa.

La abuelita sonrió, ladeando la cabeza.

—No te quitaré más tiempo y gracias por todo.

—Adiós —Me despedí.

Estreché su mano y me di la vuelta para volver a casa. Ya caminando, le contesté la llamada.

—¿Qué? —Pregunté relajada.

—¡¿Dónde estás?! —Gritó del otro lado de la línea.