Capítulo 18: El Cofre

 Lucía se encontraba ante un dilema inquietante, con el cofre de madera adornado ante ella y la muñeca observándola con ojos penetrantes y una sonrisa malévola. La elección que tenía que hacer parecía ser la clave para poner fin a su pesadilla o para caer aún más en el abismo de la desesperación.

 El cofre parecía estar impregnado de una extraña energía, y su superficie emanaba esa débil luz dorada que hacía que Lucía se preguntara qué podía estar escondido en su interior. Las tallas en la madera del cofre eran intrincadas, como si contaran una historia antigua y misteriosa.

 La muñeca seguía observándola, su presencia opresiva llenaba la habitación. Sus ojos de cristal parecían penetrar en lo más profundo de Lucía, como si supiera lo que estaba pasando por su mente.

–"Abre el cofre, Lucía", susurró la muñeca, su voz resonando en la habitación. "Descubre los secretos que contiene. Es la única forma de liberarte".

 Lucía vaciló por un momento, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad. ¿Qué tipo de secretos podría revelar ese cofre? ¿Y qué consecuencias tendría su elección?

 Finalmente, con manos temblorosas, Lucía se inclinó sobre el cofre y lentamente levantó la tapa. Un suspiro colectivo pareció llenar la habitación mientras lo hacía. El interior del cofre estaba oscuro, como si estuviera cubierto por una sombra impenetrable.

 Sin embargo, a medida que Lucía miraba más de cerca, pudo distinguir algo que brillaba débilmente en la oscuridad. Con cuidado, sacó el objeto y lo sostuvo en sus manos temblorosas. Era un antiguo amuleto, una joya con un diseño complicado y una piedra preciosa en su centro que irradiaba un suave resplandor.

 La muñeca observó con interés mientras Lucía examinaba el amuleto. La joya parecía contener un poder extraño y desconocido. Lucía sintió una extraña conexión con ella, como si estuviera destinada a encontrarla en ese momento específico.

 La muñeca habló de nuevo, su voz susurrante llenando el aire. –"Ese amuleto es tu llave hacia la libertad, Lucía. Pero ten en cuenta que todo tiene un precio".

 Lucía sintió que el peso caía sobre sus hombros. El amuleto parecía ser una respuesta a su búsqueda de una salida, pero también era un misterio en sí mismo. ¿Qué pruebas y desafíos le espera una vez que lo use? ¿Y cómo podría estar segura de que no la llevaría aún más profundo en este abismo?

 Con el amuleto en sus manos, Lucía se dio cuenta de que estaba en un punto de no retorno. Debía tomar una decisión que podría cambiar su destino de manera irrevocable. La muñeca la miraba con sus ojos inquietantes, esperando su elección con una anticipación retorcida. El tiempo apremiaba, y Lucía sabía que no podía permitirse dudar por mucho más tiempo.