CAPÍTULO 6. Intervención. (Axel).

Bruno, un chico que normalmente me golpeaba, apareció de repente con sus amigos con su sonrisa torcida como si disfrutara cada segundo de mi miedo. No me dio tiempo de reaccionar, el primer golpe me tomó de sorpresa y sentí cómo el mundo se tambaleaba a mi alrededor. Caí al suelo, con las manos protegiéndome la cara, escuchando los risas y las voces de quienes miraban. Mientras sus amigos me golpeaban, Bruno se acercó a alguien, logré escuchar poco, pero no vi quien era por mis manos en mi cara.

Entonces, sentí que dos personas se acercaban, pero sin que pudiera entender cómo, un brazo firme me empujó suavemente hacia atrás, otro sostuvo mi hombro, y sentí cómo mi cuerpo era protegido de manera inesperada. Kiel. No lo conocía realmente. No sabía casi nada de él, más lo que había visto de lejos: su andar confiado, su mirada que parecía mirar más allá de todo.

Luego, como si el mundo pudiera detenerse por un instante, nos alejamos de ahí, entre palabras maldecidas de Bruno. Sentí que algo pequeño cambió, no el qué ni cómo, pero entre el medio de ese caos, había decidido estar allí para mí. Cuando quedamos apartados solos en un pequeño banco, puse mi cabeza apoyada levemente en su hombro. No hubo palabras. Solo un acto de bondad, pero eso fue suficiente, me bastaba.