Capitulo 52: La Graduación.

Narrado por Anny.

No sé cómo pasó tan rápido, pero cuando menos lo pensamos, la graduación ya estaba aquí.

Me miré al espejo con la toga puesta, el birrete en la mano y un nudo en la garganta. Había algo en ese día que me partía en dos: la emoción de cerrar una etapa... y el miedo a dejarla atrás.

Zoe me ayudó a maquillarme, cuidando que no me arruinara con las lágrimas.

—No llores ahora, boba. Guarda eso para cuando den los diplomas —me dijo entre risas, aunque también tenía los ojos algo rojos.

—Ya me siento como una señora... con esposo, casa y bebé —dije riendo entre lágrimas.

—Y aún así, la más hermosa y fuerte de la promoción —contestó Zoe, dándome un abrazo que me llenó el alma.

Cody apareció con su toga ya puesta y el birrete torcido como siempre. Me miró como si aún no creyera que lo habíamos logrado los tres.

—¿Listas, señoritas graduadas? —dijo, sonriendo y con los ojos brillosos.

—Listísimo, señor graduado —respondimos al unísono.

Colyn se quedó con mi mamá, dormido, vestido con una camisita que decía "Mis papis se gradúan hoy."

Subimos al escenario los tres con las piernas temblando. Cuando dijeron nuestros nombres y escuchamos los aplausos, sentí que el corazón me estallaba en el pecho.

Vi a mis padres llorando, al papá de Cody aplaudiendo con orgullo, y a Zoe tomando mi mano cuando bajamos del escenario.

Porque no fue solo mi logro.

Fue el nuestro.

Los tres habíamos llegado al final de esa etapa, y aunque nos esperaba un futuro lleno de nuevos desafíos, algo estaba claro:

Juntos, podíamos con todo.

—Felicidades, graduados —dijo Cody cuando salimos al jardín entre abrazos y flores.

—Gracias por no rendirte —le dije mirándolo a los ojos.

—¿Rendirme contigo? Ni en mil años —me respondió antes de besarme.

Nos abrazamos con Colyn en brazos, mientras Zoe nos rodeaba a ambos en un apretón fuerte.

Después de los abrazos, los diplomas y las lágrimas, llegó el momento que todos esperaban: la fiesta de graduación.
La sala del evento estaba decorada con luces colgantes, cortinas brillantes y una pista de baile que ya vibraba con la música. En las mesas, había fotos nuestras desde primer año de preparatoria, y me reí al ver una mía con el uniforme todo arrugado y el cabello mal planchado.

—¡Mira esta! —dijo Zoe mostrándome una foto en la que Cody salía dormido sobre su cuaderno—. Nunca superaremos tus siestas en clase, graduado.

—Ey, eso era "concentración profunda" —contestó él riéndose, mientras me pasaba el brazo por los hombros.

Nos entregaron nuestras fotos oficiales, en marcos decorados con los colores del instituto. Me emocioné al ver la mía: con el birrete puesto, la toga, y una sonrisa que decía todo lo que había luchado.

—Eres una guerrera —susurró Cody al ver cómo acariciaba la foto con los dedos—. Nunca lo olvides.

Zoe llegó con tres copas (de jugo espumoso, claro) y las alzó con energía.

—¡Por nosotros! Por sobrevivir la secundaria, las tareas, las hormonas, los profesores, los ex, las lágrimas... y por lo que viene.

Chocamos las copas con una risa cómplice.

Bailamos como si no existiera el mañana. Cody y yo con Colyn en brazos por ratos, turnándonos para no dejar de movernos ni un segundo. Zoe fue coronada como "la reina del baile" por votación popular —aunque sospecho que Cody hizo campaña a escondidas.

Ya tarde, cuando las luces bajaron y la música se volvió más suave, Cody me tomó de la mano y me llevó fuera del salón.

—¿Sabes qué estaba pensando? —dijo, mirándome con esa mezcla de ternura y deseo que siempre me derretía—. Que no importa lo que venga... quiero vivirlo todo contigo.

Lo abracé, sintiendo el peso de la noche, pero también la ligereza de saber que lo peor ya había pasado. Y lo mejor... apenas comenzaba.

Volvimos al salón tomados de la mano, con Zoe a nuestro lado, y con el corazón lleno de amor, sueños y promesas.

Esa noche no fue solo una fiesta.

Fue el principio de todo