Capitulo 19 - Karen Romanov

-Aún no creo que tenga otra tua cantante... Es algo confuso, y además, ¿quién era esa chica? -digo, cruzando los brazos, mirando a Laura con una expresión de incertidumbre. Mi mente no logra procesar lo que acaba de pasar.

-¿Arturo? -dice Laura, sacándome de mis pensamientos, como si intentara traerme de vuelta a la conversación. Luego, se detiene y me mira, preocupada. -¿Estás bien? -pregunta, suavizando su tono.

-¿En serio? -respondo, mirándola sorprendida, una sonrisa sarcástica en mi rostro. -¿No puedes ser más original? -digo, haciéndola reír junto con Arturo. Aunque intento mantenerme seria, un atisbo de sonrisa se escapa, porque sé que eso es lo que buscaba, hacer que todo esto fuera un poco más ligero.

-Sí, estoy bien -dice Arturo entre risas, pero su tono cambia rápidamente a algo más serio. -Solo no entiendo qué pasa. Yo ya tuve mi pareja destinada, a Lorena. Y ahora aparece ella, diciendo "mío", y esa canción en mi cabeza... Es la misma que escuché con Lorena... -se queja, su voz llena de frustración, mientras se pasa una mano por el cabello, como si intentara calmar sus pensamientos.

Escucho sus palabras y me siento vacilante, sin una respuesta fácil. Antes de que pueda responder, Laura toma la palabra.

-Sabes... -dice Laura en tono calmo, observando a Arturo con una mirada pensativa. -¿Tú crees en las reencarnaciones?

Arturo la mira, desconcertado por la pregunta, pero antes de que pueda hablar, Laura continúa.

-Eso podría ser una opción. Recuerda que lo que pasó con Lorena fue hace más de 20 años, y por lo que veo, ella no parece ni tener 18... -dice Laura, su voz tranquila y razonable. A pesar de la tensión, sugiere una posible explicación con una calma que ayuda a suavizar el momento.

Arturo asiente, pensativo, pero una sombra de tristeza se asoma en su rostro.

-Puede ser una opción -responde, su voz cargada de pesar. Su mirada se pierde en el vacío mientras digiere las palabras.

Yo tomo un respiro profundo, interrumpiendo el silencio que se ha formado.

-Bueno, lo averiguaremos mañana con la hechicera de la manada -hablo con determinación, atrayendo la atención de ambos. -Por ahora, habla con esa chica. Supongo que es Marissa, ya que era la única a la que esperábamos. Y descansa. -Arturo asiente sin decir nada más, agradecido por la solución temporal. -En la mañana, no salgas de tu cuarto si te despiertas antes de que vuelva... -le advierto.

Arturo se queda un momento en silencio, observándome sin ver realmente. Luego, pregunta en voz baja, como si fuera una duda que no puede evitar.

-¿Irás a cazar? -dice, mirando al suelo, sin mirarme directamente.

-Sí -respondo de inmediato, asintiendo con firmeza. -Por eso te digo, tener la sangre de ella cerca puede sacarte de control. Podrías hacerle daño, y después no podrás tomar otra sangre que no sea la de ella. Es un riesgo. -Le explico, esperando que lo entienda, porque no puedo permitir que se ponga en peligro.

Arturo asiente lentamente, aún sin mirarme completamente. Se toma un momento para procesar lo que le digo.

-Creo que tienes razón -dice, y finalmente me mira, aunque sus ojos siguen llenos de incertidumbre. -Pídele a Lucas que ponga guardias en mi cuarto antes de irte, y que ella esté lo más lejos posible...

-No te preocupes -le digo, dándole una sonrisa tranquilizadora. -Ahora ve y descansa. -Lo miro por un momento más antes de ver cómo se aleja. Apenas escucho sus pasos desvanecerse por el pasillo. Suspiro, pasando mis manos por mi cabello, sintiendo el peso de la situación.

Laura, que ha estado observando en silencio, finalmente rompe el silencio.

-¿En serio crees que sea eso de reencarnación? -dice, llamando mi atención, su tono más serio ahora. Me da una mirada inquisitiva, como si también estuviera buscando respuestas.

-Espero que así sea -respondo, mi voz más suave pero llena de preocupación. -Si no... -murmuro, mirando hacia el cielo por un momento, perdiéndome en la vasta oscuridad. -El no la aceptará, y sufrirán ambos... -digo, las palabras llenas de pesar. Mis ojos vuelven a centrarse en Laura, y mi tono se vuelve más firme. -Además, tienes razón. Es imposible que sea la misma canción... Es imposible.

Laura no dice nada más, pero la preocupación en su rostro habla por sí sola. Ambos nos quedamos en silencio, dejando que el peso de lo que está por venir se asiente en el aire.

(...)

Luego de un rato hablando con Laura, se fue a dormir, y yo me quedé en el jardín, mirando la luna. Era luna llena, y siempre me ha cautivado su belleza... La luz plateada que iluminaba el cielo parecía envolverlo todo, y algo en su quietud me hacía sentir en paz, aunque mi mente estuviera llena de preguntas.

-Es hermosa -digo, sin apartar la vista de ella, casi susurrando, como si la luna me estuviera escuchando, brindándome consuelo en la quietud de la noche.

-No más que tú -una voz suave interrumpe mis pensamientos, y siento cómo me rodean la cintura en un abrazo cálido. Luego, una suave caricia en mi cuello me hace sonreír sin querer. Un beso ligero roza mi piel, y mi corazón late con más fuerza.

-¿Qué pasa, Lucas? -pregunto, sin despegar la vista de la luna, dejando escapar una pequeña sonrisa. A pesar de que me esfuerzo por no mostrarlo, me siento en casa en sus brazos.

-Venía a buscarte -responde él, manteniéndome entre sus brazos, sin soltarme ni un poco. Su voz suena algo preocupada. -Hace rato entró Laura, y pensé que te había pasado algo. No te encontré por ningún lado.

-Estoy bien -le respondo con suavidad, dándome la vuelta lentamente para mirarlo a los ojos. Mi pecho se siente más ligero al ver su rostro tranquilo. Luego, le dejo un casto beso en los labios, un gesto lleno de ternura y calma. -¿Vamos a dormir?

-Sí -dice él, sonriendo con esa expresión que siempre me tranquiliza. Me abraza un poco más fuerte, como si no quisiera soltarse de mí. -Vamos, lo que menos quiero es que te quedes aquí sola.