Capitulo 24 - Karen Romanov

Tenía catorce años, estoy en la cocina sirviendo un poco de ese líquido carmesí en las copas... He descubierto que puedo seguir el aroma de la sangre y, por eso, he cazado a un pequeño jaguar que rondaba por estos lados. La caza me resulta ahora más natural, casi instintiva, como si el aire me hablara y me guiara hacia su presencia. No es difícil, pero sí es fascinante.

Le daré la sangre a mis hermanos, Arturo y Laura. Veré si con sangre de ese aroma fuerte puedo hacer que no consuman este líquido todo el tiempo. Quizás, de alguna forma, logre que puedan degustar de otro tipo de alimento. Se supone que, como todos, deben alimentarse de cosas más... humanas. He aprendido a cocinar tantas exquisiteces que es una lástima que solo tengan que beber esto. La comida, la verdadera comida, es algo que podría transformar todo, algo que me daría un propósito más allá de seguir alimentándome de este líquido sin vida, tan insípido y frío.

(...)

Así fue, estoy feliz... Mis hermanos no han sentido la necesidad de tomar ese líquido nuevamente. Así que opté por contarles lo que había hecho. No les gustó, por supuesto. Ellos se sorprendieron tanto que me prohibieron exponerme de nuevo de tal manera. Pero logré convencerlos, les supliqué que me dejaran seguir cazando por instinto si dejaban que Drack me entrenara. Aceptaron, con la condición de que me entrenara de todas las maneras posibles. Aunque al principio me parecía una amenaza, lo entendí: el riesgo de muerte sería menor, y eso me ayudaría a sobrevivir. Acepté, aunque no sin ciertas dudas. No quería depender de nadie, pero eso me daría más autonomía, y, al final, eso es lo que más quiero.

(...)

Han pasado alrededor de tres semanas entrenando con Drack, y bueno, sorprendentemente lo he vencido un par de veces. Me siento tan autosuficiente que cuando logre salir de aquí podré defenderme bien sin esperar a que me ayuden. Ya no soy la niña que se esconde tras las sombras. Ahora soy alguien capaz de luchar por su vida, de valerse por sí misma, y eso es lo que más me asusta y me emociona a la vez.

Últimamente Laura ha venido a hacerme compañía, pero hay algo que no me gusta. La manera en que Drack ve a Laura... me da asco y miedo por ella. No puedo dejar de pensar en lo que me hizo Eren la vez que casi me daña de manera irreversible. Si lo hubiera hecho, lo habría odiado con todo mi ser desde ese momento. Ahora, con Drack, esa sensación de peligro está latente.

(...)

Ha pasado alrededor de un mes, y Laura viene más seguido. Hoy, Drack le dijo a Laura que lo acompañara a su cuarto a traer unas cosas que necesitaba para el entrenamiento de hoy, y han tardado bastante. Una sensación extraña recorre mi cuerpo y una voz en mi cabeza me dice, prácticamente a gritos:

-Sálvala.
-Corre a ella.
-Te necesita.

Llena de miedo, me dirijo corriendo al cuarto de Drack. Está cerrado con llave, pero siento el leve aroma a la sangre de Laura, que hace que mis entrañas se retuerzan. Golpeo la puerta con todas mis fuerzas hasta que escucho un "¡ayuda!" ahogado de Laura. Mi sangre hirvió al instante, pensar lo que estaba pasando tras esa puerta.

Grité, grité y golpeé la puerta hasta que de tantos golpes cayó. Pasos se acercaban corriendo, pero no presté atención, porque lo que vi detrás de la puerta me heló la sangre. Drack estaba encima de Laura, quien no tenía ropa alguna. Él tenía una mano sobre la boca de Laura, que lloraba desconsoladamente, mientras la otra se dirigía hacia su entrepierna.

-¡Eres un hijo de puta! -grité, y me lancé hacia él, golpeándolo hasta que se separó de mi hermana-. ¡¿Cómo te atreves, maldito?! -seguí gritando mientras Laura lloraba desconsoladamente. Me paré frente a ella y le di una manta para que cubriera su cuerpo desnudo.

En la puerta se reflejó a un Eren agitado. Yo seguía cubriendo a Laura, él solo se quedó pasmado, pasando la vista entre Laura, yo, y luego hacia Drack, una y otra vez. Me separé de Laura y golpeé a Drack con toda mi fuerza y enojo.

-¡Maldito bastardo, agradece que he llegado a tiempo, porque te juro que si le hubieras hecho algo, te mato yo misma! -el llanto de Laura me molestaba aún más, y mis ganas de contenerme se fueron al carajo.

Sé lo que es pasar por eso, estar a punto de ser violada. Los recuerdos del incidente con Eren, el mismo hombre que ahora estaba mirando expectante desde la habitación, hicieron que me cayeran lágrimas de rabia mientras mis golpes aumentaban.

Él me empuja hacia atrás con fuerza, haciendo que me estrelle contra una mesa. La sensación de la madera contra mi espalda me hizo escupir sangre, pero no me detuve.

Así comenzó una pelea entre él y yo. Con la esperanza de poder ganarle, pues ya lo había vencido antes, seguí el ritmo de la pelea. Salí de la habitación con una patada que lo hizo caer escaleras abajo. Ya estaba todo golpeado, pero no era suficiente. Mi sed de sangre, su sangre en mis manos, era enorme.

Ignorando a los presentes que estaban en el living abajo, seguí pateando su estómago, una y otra vez.

-¡Vamos, maldito, atrévete a tocarla otra vez! -dije, golpeándolo, mientras él yacía en el suelo. Unos brazos me rodearon la cintura, deteniendo mis golpes.

-¡¿Qué pasa aquí?! -gritó Grayson desde algún lugar, apareciendo en la escena.

-¡¿Qué pasa?!, ¡¿Qué pasa?! -grité con tanto odio que mi garganta ardió, tratando de que Arturo me soltara-. ¡Pasa que este maldito casi abusa de Laura! -seguí, mientras intentaba zafarme de Arturo.

-¡¿Qué hiciste qué?! -gritó Grayson, molesto. Se abalanzó sobre Drack y le dio un golpe en la cara-. ¡Guardias!, ¡Llévenselo al calabozo y tortúrenlo de las maneras más dolorosas posibles!

-¡Yo quiero hacerlo! -grité aún retenida por Arturo con toda la rabia destilando de mi voz, lo que llamó la atención de Grayson-. ¡Este maldito no merece siquiera existir, ni que quede rastro alguno de su existencia! -por primera vez en mi vida en este lugar, había pedido algo, y todos se quedaron sorprendidos por la intensidad del odio con el que hablaba.