Poema XV

 No tiene sentido. No tiene sentido hablar de sangre sobre un campo de rosas.

 Tampoco lo tiene hablar de lágrimas donde irradia el sol entre margaritas. No tiene sentido hablar de odio, si para mañana vas a inundarme de amor. Mucho menos lo tiene pedir muerte donde ha triunfado la vida.

 Sí. Lloramos. Y sufrimos bajo las nubes de un día gris. Día gris que dejó cicatrices que a veces todavía queman, pero que de no arrancar siempre, no sangrarían. 

 ¡Sí, duele! ¡Pero dolería menos si dejaran esa herida secarse en paz! En lugar de cada año contaminarnos con veneno hasta la gangrena, en lugar de seguir quemándonos en odio por un lamento que no apagará las calles, por un lamento que no retorcerá las estrellas ni recogerá las balas del suelo. La muerte no regresa, señores. No le pidan un reembolso. 

 Y ya no tiene sentido. Ya no. Simplemente no.