Poema XVI

 Intercambio equivalente.

 ¿Por qué he de perder algo que amo para poder saborear del cáliz de la victoria? O más bien, ¿por qué tuve que perderla a ella para que se abriese una puerta que levantara mis cantos? ¿Por qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué el precio de una copa entre maestros resultó ser la partida de su mirada? ¿De su carita de luna? ¿De su piel de otoño? ¿Es que realmente no había otra forma? Aparentemente no...

 Intercambio equivalente. El precio. Precio maldito. No puedes ganar sin perder algo a cambio. Es el precio por seguir a Dios, por acariciar el cielo, por pecar, por beber de esas aguas que enaltecen tu nombre. Por ungir tus cabellos en el aceite de los reyes. Todo, a cambio de una pérdida, un estoque en tu corazón, un estallido de sangre lloviendo del pecho.

 Intercambio equivalente. Morir para poder vivir. ¿Vale la pena?