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Por la mañana, Alma caminaba por el pasillo superior con dirección al baño, vestida con batón de dormir, con sus sandalias puestas, con los cabellos enmarañados, adormilada, bostezando y estirando los brazos. Después de darse un baño, regresaba a su alcoba para vestirse con su uniforme y prepararse para ir a la escuela. Desde abajo Leonora le gritaba para que se apresurara. Alma tuvo que bajar a toda prisa para ir a la cocina y poder desayunar. Rita le había preparado un plato de avena con manzana el cual le encantaba, con una rebanada de pan y un jugo de naranja, pero no pudo terminar su desayuno ya que Leonora la seguía apresurando. Dejó su comida a medio comer y se despidió con un beso en la mejilla de Rita.

Leonora ya la esperaba en la entrada junto con Salvador. Alma al fin salía corriendo con su mochila colgándole del hombro. Leonora no dejaba de apresurarla pues ya se estaba haciendo tarde y no podía dejarla faltar un día más a la escuela. Finalmente subían al coche. Salvador arranco y se alejaron de la casa.