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La noticia de la llegada de Gabriel sorprendería a Leonora y tal vez la haría sentir mejor o por lo menos eso fue lo que pensó Alma. Abrió la puerta e hizo pasar a Gabriel quien entraba lentamente, llevando su sombrero en las manos y dejando ver su cabello castaño peinado para atrás. Leonora giro su cabeza para posar su mirada sobre él y en cuanto lo hizo su boca y sus ojos comenzaron a abrirse al verlo de pie a un lado de ella. “No, no es posible” “¿Gabriel?” grito Leonora con todas sus fuerzas mientras Gabriel se acercaba a ella y se inclinaba un poco para tomarle la mano. “¡No, no puedes ser tú!” gritaba Leonora mientras alejaba su mano y comenzaba a llorar, moviendo su cabeza de un lado mientras gritaba negándose a creer que Gabriel estuviera ahí. Gabriel bajo su cabeza, sintiéndose apenado y sin decir nada dio un par de pasos hacia atrás alejándose de ella y dejando que Alma corriera para darle a beber un té de valeriana. Gabriel salió de alcoba de Leonora dejando que Alma la asistiera hasta asegurarse de que se quedara dormida.