Capítulo 23

Corazón herido

Este mundo tiene la capacidad de infligirte un profundo daño, dejando una herida que se transforma en una cicatriz. Las circunstancias pueden desmoronarse ante nuestros ojos, pero nada se quiebra con la misma intensidad que un corazón herido.

Tenía la fragilidad típica del ser femenino, y quizás por ello muchos se aprovecharon de mí. Soy frágil, quizás mucho más que un delicado cristal de belleza exquisita. Quizás, si tan solo tocaras una parte de mi ser, podría desmoronarme en mil pedazos.

Ser débil siempre fue el blanco de las burlas de mis compañeros de clase; sin embargo, si ellos se miraran con honestidad, se verían mucho más vulnerables. Nunca alcé la voz, solo regalé una sonrisa.

Y aun así, han herido mi corazón; ya he perdido la cuenta de cuántas veces he dado y no he recibido nada. Me he cansado de ver constantemente cómo rompen mis finas cristaleras de belleza única.

¿Rasgarías tú también los delicados cristales de mi corazón?

Considera esto: ahora soy un frágil cristal. ¿Qué harías para poder poseerme? ¿Al menos podrías mantenerme en tus manos?

Así, cada noche te dedicaría toda mi delicadeza.

Permitiría que repararas mi corazón herido, únicamente si posees esos finos cristales; ojalá los tuvieras, pues los necesito. Tú eres diferente; tú no eres él.

Tómalo todo, todo aquello que nunca nadie ha querido, incluidos mis cristales.