Capítulo 52

Al entrar a casa, vi a mis padres en el comedor, conversando alegremente.

—Llegaste temprano —comentó mi madre con una sonrisa, levantando la vista de su taza de té.

—Sí, hoy no quisimos extendernos demasiado —respondí con una pequeña sonrisa, aunque la calidez en mi pecho desmentía la simpleza de mis palabras.

—¿"Quisimos"? —repitió mi padre, arqueando una ceja con diversión.

Rodé los ojos, pero no pude evitar reír.

—Sí, papá. Yoongi me trajo de vuelta.

Mi madre me miró con ternura, como si en mi expresión pudiera leer todo lo que no decía. Mi padre, por otro lado, asintió lentamente, tomándose su tiempo para analizar la información antes de hablar.

—Bueno, mientras ese muchacho te haga sonreír así, entonces todo está bien para mí.

—Lo hace —admití en voz baja, casi para mí misma.

Mi madre sonrió aún más, pero no insistió en el tema.

—Anda, sube a descansar. Te ves feliz, pero también cansada.

Asentí y me despedí de ellos antes de subir las escaleras.

*

Ya en mi habitación, dejé la bufanda sobre mi escritorio y me tiré en la cama, suspirando con una sonrisa que se negaba a desaparecer. Tomé mi teléfono y, sin pensarlo demasiado, con emoción escribí al grupo de mis amigas y al de mis primas.

Yo: Salí con Yoongi hoy… Ya somos novios.

Los tres puntos de escritura aparecieron casi de inmediato en ambas conversaciones, y en menos de un segundo, mi pantalla se llenó de mensajes.

Yeji: ¡¿QUÉ?! ¡¿POR FIN?! 🤯✨
Yumi: ¡SABÍA QUE ERA CUESTIÓN DE TIEMPO! 🥹💖
Sujin: ¡DETALLES! ¡AHORA! 🔥

Mis primas tampoco se quedaron atrás:

Yang Mi: ¡Rosie, al fin! Te dije que hablar con él era lo mejor.
Ha-Na: Sabía que no se había acabado, ese chico siempre fue para ti. 😌

Solté una risa, sintiendo una calidez indescriptible en el pecho mientras leía sus reacciones. Me incorporé un poco en la cama, sin borrar la sonrisa en mis labios, y comencé a escribir.

Yo: Fue perfecto. Me llevó a un mirador, hablamos de todo… Y me pidió que fuera su novia.

Yeji: ¡AAAAHH! COMO DE PELÍCULA. 🎬💕
Yumi: ¿Y qué hiciste? 👀
Yo: ¿Qué creen? Pues le dije que sí.
Sujin: ¡Obvio! Ya era hora de que dejáramos los "quizás" atrás.

Las notificaciones no paraban, cada una con emojis de corazones, felicitaciones y bromas que me hicieron sentir más feliz de lo que ya estaba. Me imaginé a cada una de ellas reaccionando desde sus casas, celebrando como si esto también fuera su victoria. Y en cierto modo, lo era. Habían estado conmigo en cada paso, apoyándome incluso cuando yo misma dudaba.

Yang Mi: Esto merece una reunión.
Ha-Na: Definitivamente.
Yeji: Rosie, prepárate, porque esto se tiene que celebrar en grande.

Negué con la cabeza, riendo suavemente.

Yo: Lo que ustedes digan. Solo no exageren…

Sujin: Muy tarde para eso. 😏

Sacudí la cabeza divertida y volví a recostarme, con el teléfono aún en la mano. Justo en ese momento, vibró con una nueva notificación.

Yoongi: Duerme bien, Lizzy. Dulces sueños.

Mi sonrisa se hizo más grande mientras escribía mi respuesta.

Yo: Tú también, Darcy.

Apagué la pantalla y la abracé contra mi pecho, dejando escapar un suspiro lleno de satisfacción.

Por primera vez en mucho tiempo, todo se sentía exactamente como debía ser.

La emoción del momento aún vibraba en mi pecho mientras me acomodaba en la cama, abrazando la almohada con fuerza. Cerré los ojos, sintiendo el eco de la noche aún en mi piel: su voz susurrando mi nombre, el roce de sus dedos entrelazándose con los míos, el calor de su abrazo en medio del frío.

Suspiré, dejando que todo se asentara en mi mente. Por primera vez en meses, el insomnio no tenía poder sobre mí. No había incertidumbre, no había miedo, solo una sensación de calma, de que esta vez estaba donde debía estar.

Y así, con el corazón latiendo lento y tranquilo, me dejé llevar por el sueño.

A la mañana siguiente, desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Lo primero que hice, sin siquiera pensarlo, fue tomar mi teléfono. Y ahí estaba.

Yoongi: Buenos días, Rosie.

Mi sonrisa fue inmediata.

Yo: Buenos días, Yoongi.

Había algo diferente en escribirle así. Algo más cálido, más cercano. Ahora no había dudas, no había distancias. Solo nosotros, finalmente encontrándonos en el mismo punto.