Visita

Al día siguiente mi amigo regresó a casa y prometió comunicarse conmigo tan pronto tuviera la información, yo decidí quedarme solo un par de días más con mi madre y despues volvería al trabajo sin importar que Emilio decidiera iniciar la tercera guerra mundial.

Mi amiga Andrea dijo que acababan de despedir a la chica que había quedado en mi lugar y estaban haciendo algunas actividades para recaudar fondos y pedir apoyo a la comunidad en caso de que fuese necesario hacer una protesta.

Pasé todo el día planificando mi estrategia, si Eida compraba uno de los terrenos, con el dinero que yo había ahorrado posiblemente podría pagar la mitad del otro y si la recaudación que la reserva estaba haciendo iba bien tal vez tendríamos dinero suficiente para superar la oferta de Miguel Armento.

En la madrugada mi móvil sonaba con insistencia y estando adormilada contesté la llamada de ese número que había estado evitando.

— Hola Juli, cómo estás? — escuché aquella voz que tanto extrañaba y la sentí como un escalofrío que recorrió mi cuerpo.

— Hola, con mucho sueño — respondí — tú estás bien? qué pasa? — Eran las 3:00 a.m.

— Tu hermano me dijo donde estabas y saliendo del trabajo conduje hasta aquí. Estoy afuera, puedes dejarme entrar por favor? No parece un barrio muy seguro. — Me levanté rapidámente y desde la ventana comprobé que era verdad.

Tomé las llaves y salí para abrir el portón, apenas bajó del auto lo abracé y me aferré a su pecho, el también me abrazó fuerte y puso un par de pequeños besos sobre mi cabeza.

— Perdóname — le dije — en realidad no quería que te marcharas ese día en el hospital.

— Lo sé Juli — me separé un poco de él para mirarlo a los ojos y noté que estaba cansado así que lo invité a pasar. 

Entramos a mi habitación, puso su mochila sobre la mesa y se acercó a mí, me miró con sus hermosos ojos avellana y me regaló uno de esos besos cálidos que yo tanto extrañaba, acarició suavemente mi cuello y mi piel reconoció su tacto, no quería sentirlo lejos nunca más.

Sin duda teníamos muchas cosas de que hablar pero comprendía que Óscar debía descansar primero, se quitó los zapatos y se dejó caer sobre mi cama, yo me recosté junto a él y acaricié su cabello hasta que nos quedamos dormidos.

Por la mañana me levanté antes que él para preparar el desayuno, mi madre ya estaba en la cocina, me dijo que saldría y regresaría por la tarde, no sé si realmente ya tenía planes o lo hizo para dejarnos a solas.

Despues de desayunar pasamos un buen rato recostados en el sofá viendo una serie en la tv. Fue bueno encontrarnos en un ambiente más relajado, porque hasta entonces solo habíamos compartido pequeños momentos solos. Por un momento pude olvidarme de los problemas y disfrutar de su compañía. 

Esa tarde fuimos honestos, me dijo que había intentado hablar con su padre pero las cosas no habían salido bien y le había amenazado con desheredarlo si se rehusaba a acceder a sus caprichos.

— Crees que si tu padre supiera que estás aquí conmigo cambiaría de opinión? — cuestioné.

— Sabes, ya no me importa lo que él piense, la verdad es que no necesito que alguien me presione para querer estar contigo, yo te amo Juli, es solo que el asunto del matrimonio me inquieta, no porque no quiera compromisos sino porque creo que las cosas no se hacen así, con chantajes. Lo mismo hizo con mi madre y desde que tengo memoria nuestra familia ha subsistido de apariencias, no quiero eso para nosotros — comprendí sus palabras porque yo opinaba lo mismo.

— También te amo — dije por fin y me acerqué a sus labios para besarlo, él sonrió y me abrazó fuerte.

— Ese día, cuando dijiste que no éramos nada supe que aún no te dejaba claro lo importante que te has vuelto para mí — dijo — y de verdad lamento que no hayamos podido conocer a ese pequeño bebé pero créeme que no voy a soportar si vuelves a pedirme que me aleje. 

— No lo haré — prometí, pero olvidaba que la vida no pone fácil cumplir las promesas.