24 - Ella

—¿Que le has dicho que? —me dice Gise riendo.

—Ya se, soy una idiota.

—Creo que estas sensible desde el regreso de Igor, ¿puede ser? —me pregunta Cami.

—Supongo que si. De pronto me siento como en la gran ciudad, donde no encontraba espacio para estar sola, para conectar conmigo…

—Supongo que es normal —me dice—. Suele pasar cuando el pasado regresa. Quizás no has procesado bien las emociones cuando has vuelto.

Me quedo pensando en eso por unos segundos. Recuerdo haber regresado de Valedai y haberme zambullido de lleno en todas las actividades que podía hacer en el pueblo. Pasé mucho tiempo con mis amistades, con mi familia… No me quedé quieta un segundo. Y luego empecé el estudio de administración a distancia. Y continué teniendo pasatiempos. Trabajé en la huerta con mi madre. Y más tarde, comencé a trabajar en el comedor de Waldo.

—Quizás hui. Es posible.

—Permitite transitarlas, ¿sí? En psicología dicen que eso es bueno —añade.

—Tú y tu psicología —le dice Gise.

—Es muy útil —se defiende Cami.

—Espero que tu la apliques…

—Lo hago. Lo hago.

Tal vez esa es la llave. Destrabar el pasado y fluir con lo que sea que genere. Dejar de huir.