40 - Ella

El sábado vamos a la playa a la mañana temprano con mi grupo de amigos.

Pasamos cerca de la pequeña casa de los guardavidas y él está sentado afuera, desayunando.

Nuestras miradas se cruzan y levanta la mano para saludarme de lejos. Le sonrío y lo saludo también.

Cami sigue la dirección de mis ojos y lo ve.

—¿Desde cuándo tu y…?

—Al final no es tan malo. Me cae un poco mejor. Solo un poco.

—¿De qué me he perdido?

—De nada interesante. Simplemente comencé a tolerarlo —rio.

—¿Me dejarás con intriga?

—No hay nada por contar. En serio.

Pero ese nada hizo un gran cambio en mi interior.

De pronto, la distancia que mantiene mientras nado, me molesta.

De pronto, quiero saber más de él, algo más que solo su nombre.

De pronto, su sonrisa es linda.

De pronto, me mira y mi corazón se altera.

De pronto, me encuentro luchando con una energía nueva. Con un imán. Con algo que me sigue arrastrando por más que decida no seguir la atracción.

De pronto, me asusta.

El sábado vamos a la playa a la mañana temprano con mi grupo de amigos.

Pasamos cerca de la pequeña casa de los guardavidas y él está sentado afuera, desayunando.

Nuestras miradas se cruzan y levanta la mano para saludarme de lejos. Le sonrío y lo saludo también.

Cami sigue la dirección de mis ojos y lo ve.

—¿Desde cuándo tu y…?

—Al final no es tan malo. Me cae un poco mejor. Solo un poco.

—¿De qué me he perdido?

—De nada interesante. Simplemente comencé a tolerarlo —rio.

—¿Me dejarás con intriga?

—No hay nada por contar. En serio.

Pero ese nada hizo un gran cambio en mi interior.

De pronto, la distancia que mantiene mientras nado, me molesta.

De pronto, quiero saber más de él, algo más que solo su nombre.

De pronto, su sonrisa es linda.

De pronto, me mira y mi corazón se altera.

De pronto, me encuentro luchando con una energía nueva. Con un imán. Con algo que me sigue arrastrando por más que decida no seguir la atracción.

De pronto, me asusta.