Flashbacks y fantasmas

El aire acondicionado zumbaba suave. Las olas rompían a lo lejos.
Y en medio de esa aparente paz tropical, Sofía miraba el techo, sin poder cerrar los ojos.

A su lado, Tomás dormía. O fingía. Porque respiraba demasiado parejo para alguien con la conciencia tranquila.

Y entonces, como si la isla supiera lo que hacía, los recuerdos empezaron a colarse…

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📦 Flashback – Hace 4 años

Universidad. Último año. El aire olía a café frío y estrés.

Sofía y Tomás discutían entre libros y apuntes, con la confianza de quienes no se imaginan rotos.

—¿Y si viajamos después de graduarnos? —decía ella, entusiasmada—. Vos y yo, mochilas, cero planes. Como los locos.

—¿Y la entrevista que tengo en Buenos Aires? —preguntó él.

—Puede esperar. Yo no quiero trabajo todavía. Quiero vida.

—Y yo quiero un futuro, Sofía.

Esa fue la primera grieta.

Después vinieron otras.
Malos entendidos. Celos tontos. Silencios largos.

Hasta que un día, el emoji del reloj con alas.
Y él no apareció en su cumpleaños.
Ni la semana siguiente.
Ni nunca más.

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⏳ Presente

Tomás abrió los ojos en la oscuridad.
—¿Estás despierta?

—No —murmuró ella.

—Claro que sí. Siempre contestás sarcástica cuando estás cansada.

Silencio.

—¿Estás pensando en lo mismo que yo? —preguntó él, sin moverse.

—Si estás pensando en el pastel con forma de corazón que quedó sin cortar… sí.

—Yo pensaba en vos llorando en la escalera mientras todos cantaban “Feliz cumpleaños” sin saber qué pasaba.

Sofía tragó saliva.
La herida, al parecer, no estaba tan cerrada como pensaba.

—¿Querés hablar de eso ahora?

—Quiero que sepas que me arrepentí —dijo él.

—¿De no venir?

—De todo.

Silencio otra vez. Pero esta vez, distinto.

—Fue más fácil odiarte —susurró ella.

—Y yo te odié por odiarme tan rápido.

Se quedaron quietos. Pero el cuarto estaba cargado.
De recuerdos.
De cosas que no se dijeron.
Y de cosas que, tal vez, todavía se sentían.