XXI

Dos meses después

Grecia

-Qué lindo establo Moe –acaricio el pelaje blanco del caballo.

-Yy. ¿Cómo va todo con Diocles? – me pregunta.

-Va bien.            

-Solo eso.

-No, bueno, ¿quieres que te hable de como me siento?

-Si, soy todo oídos.

-Le amo, como nunca, me encantan sus ojos, su boca, sus alas blancas. Me siento tonta diciendo esto.

-Ya, pero ustedes…. ya sabes, eso.

-¡Ah no!, pero te digo algo de amiga a amigo, creo que ya lo deseo.- Moe se mata de la risa como nunca.

-No te rías, es normal.

-No para mí, entre ángeles – le miro y hace unas caras extrañas.

-¡Que malo! – cojo el balde de agua  que está en el suelo y se lo lanzo en la cara.

-¡Oh por locura santa!, me bañaste con agua sucia, vas a pagar – corro para  afuera del establo y Moe me sigue con un balde  de agua  sucia y me lo lanza. Estoy empapada.

-Ah ya me acorde para que vine  a verte.

-Ahh, si – dice sonriente.

-Vine a pedirte un favor – corro de nuevo al establo y busco la caja de madera en la que  se guarda la diadema y el collar.

-¿Qué hay en esa caja?- veo que Moe esta alado mío.

-Quiero que la guardes, la escondas muy bien o que la uses si llegases a necesitarla.

-No voy a usar nada tuyo. ¿Qué hay? – le señalo con los ojos para que la abra y enseguida obedece- es de oro puro, ¡oh que loco! es tuyo no es cierto. – Se le salen los ojos.

-Si, me la dio Diocles.

-¿Por qué no la usas?, es un collar muy hermoso y una diadema muy  única que hay entre la civilización,  los humanos se volverían locos si la vieran, es muy peligroso que este aquí, esto es muy codicioso para el hombre y para la mujer.

-Aquí va estar más seguro, confió en ti- se la doy y la toma.

-Pero ¿por qué?-le tapó la boca con la mano para que me escuche.

-Esto es prohíbo en los cielos, Diocles la hizo para mí, temo que sus padre le hable, temo que alguien malo me la robe, me di cuenta que ese collar tiene algo especial –saco mi mano de su boca y me siento en el tronco que esta alado de nosotros. – La anterior vez me paso algo extraño. Ese collar de lirio guarda tus habilidades de ángel, la diadema significa poder. Yo estaba en la habitación probándomela cuando mis alas salieron de la nada sin que yo las sacara. No pude usar mis habilidades  por unas horas y la diadema me causo un desmayo matador, me controlaba. No sé muy bien lo que signifique y no quiero preguntarle a Diocles.

-Deberías hacerlo para que sepas que mismo es. Y por esto no te preocupes la voy a guardar para ti cuando la vuelvas a querer.

-Gracias Moe- veo que me sonríe con gusto, después alza su cabeza para ver a un lado.

-¿Sucede algo?- pregunto viendo su cara llena de pecas.

-Creo que alguien vino a buscarte – me giro y veo a Diocles –los dejare solos –hay por dios la caja. Tarde. Diocles la ve y me regresa su mirada de enojo, camina hacia mí y yo me levanto del asiento.

-Déjame explicarte – alzo ambas manos hasta mi pecho.

-Hazlo entonces- su voz es gruesa.

-Le di a Moe la caja para que la guardara, no quiero que este conmigo puede ser muy peligroso. Además quiero que me expliques que tiene ese collar y esa tiara –me cruzo los brazos esperando a su respuesta. Me atrevi a preguntarle. 

-Bueno, la verdad – se pasa las manos por su cabello- la verdad quiero que estés protegida eso es todo, el collar te guarda tus habilidades para que nadie te las quite y la tiara te da más poder no te controla lo que esta es mejorando tus habilidades. Después de lo que paso con Artemis no quiero que te pase nada.

-Bueno esa tiara me causo un desmayo feo  ¡en serio! vi negro.

-No es para tanto, mi amor.

-Dejare eso con Moe, es peligroso y más si alguien que es malo la tiene.

-No peleare por eso. Está bien pero me gustaría que entiendas que es para tú bien.

-No me va a pasar nada- pongo mis manos en su hombro y me acerco para darle un enorme beso, él me atrae  para me abrazarme  de la cintura regresándome el beso.

Mientras me besa como nunca le digo entre dientes y muy bajo.–Te deseo – él aleja  sus labios de mi boca sorprendido.