Capítulo 6: ¡Mami responde!

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El hombre que dice ser mi padre toma el teléfono y marca un número. Repica durante segundos que se sienten eternos. Alguien contesta, y él conversa, pero no entiendo nada de lo que dice. Hablan en ese idioma extraño que mencionó Mulan. Oliver acerca su silla hacia mí, me mira a los ojos y me entrega el teléfono. Su rostro muestra una sonrisa similar a la del gato de Alicia en el País de las Maravillas.

—Oye, niña, comprueba por ti misma que lo que te he dicho es cierto. Yo nunca miento —dice Oliver con firmeza, entregándome el teléfono.

Un miedo profundo me invade. ¿Será que todo lo que me ha dicho este hombre es verdad? Tomo el teléfono, mis manos tiemblan y casi se me cae.

—¡Hola! —exclamo.

—¡Hija! —susurran al otro lado del teléfono.

Mi corazón se acelera. Es la voz de mi mamá. Se escucha apagada y triste.

—¿Hola, mamá, eres tú? ¿Dónde estás? Contéstame, por favor —pregunto asustada, con un nudo en la garganta. No sé cómo expresar todo lo que siento en este momento.

—Hola, mi niña. Sí, soy yo, tu mamá. Tranquila, mi flor, todo va a estar bien. Sé que estás muy asustada, pero por favor, déjame explicarte todo. Primero, quiero decirte que te amo muchísimo con toda mi alma. Nunca lo dudes ni lo olvides. Pase lo que pase, siempre te voy a llevar en mi corazón —dice mi mamá con tristeza.

—Mami, ¿por qué me dices eso? ¿Acaso piensas abandonarme? ¿Qué hice mal? Te prometo ser buena niña y ayudarte en todo lo que necesites, pero no me dejes en este lugar. ¡Por favor, mamá! ¡No me dejes aquí! Ven por mí —digo con temor de quedarme aquí sola.

—Mi flor, escúchame, por favor. Por ahora, no vas a entender muy bien mis decisiones, pero todo lo que hago es por ti. No podrás vivir más conmigo aquí en China. Mi situación económica es muy difícil. De ahora en adelante, vivirás con tu papá, el señor Oliver Smith. Él te dará todo lo que mereces. Perdóname por causarte este gran dolor, mi hermosa flor —dice mi mamá llorando.

—¡Mamá! ¡No estoy de acuerdo! ¿Por qué me haces esto? No puede ser verdad. No quiero nada en este mundo que no seas tú, ¿por qué me abandonas, mami? —exclamo molesta y afligida—. Dime que todo esto es un mal sueño —pregunto, con la esperanza de despertar.

—Perdóname, hija de mi vida. Ojalá todo esto fuera una pesadilla. No pierdas tu tiempo estando triste, sé valiente, fuerte y muy feliz. Aprovecha lo bueno que te da la vida y desecha todo lo malo que se te presente. No será fácil, pero creo en ti y sé que lograrás todo lo que te propongas. Te amo, te amo, te amo, te amo con todo mi corazón, nunca lo olvides

—Yo también te amo mucho, Mami, por favor ven por mí, te necesito, tengo mucho miedo.

—Muy pronto, mi flor, nos volveremos a ver, te prometo que voy a luchar por estar contigo, nunca olvides que te amo, te amo un mundo.

—Yo también te amo una galaxia, Mami, ¿pero cuándo vienes? —pregunto, pero no recibo respuesta—. ¡Por favor, no cuelgues! ¡Mami, responde! ¡¡¡Mamaaaaaaaaaa!!! —grito con lágrimas en los ojos.

No responde. No entiendo nada. ¿Qué voy a hacer ahora que mi mamá no estará conmigo? No me imagino mi vida sin ella, sola, sin nadie que me cuide o me proteja. Mi mamá es mi mejor amiga. ¿Quién me hará mis rollitos de primavera y mis dim sum? ¿Y quién me leerá mi cuento antes de dormir? Y cuando esté enferma, con hambre o cuando llueva, ¿quién me cuidará, como ella lo hacía? Ya no estará. Ella es la única que me ha dado cariño y amor verdadero, y ahora no la veré más, no... No puede ser, ¡quiero a mi mamá!

Mi cuerpo comienza a debilitarse, me arrodillo en el frío suelo del comedor y sigo llorando. Quiero saber si esto es un sueño, me muerdo la mano, me pellizco los cachetes y me jalo el cabello, pero todo duele, y mucho. No es un sueño, es una pesadilla. Ya no puedo más, siento que me voy a morir, todo me da vueltas y la oscuridad me invade.

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